En 2023, el abogado estudiará una maestría en Derecho Internacional y Derecho Económico de los Negocios en la Universidad de Kyushu, Japón, gracias a una beca otorgada por el Gobierno de ese país. Desde el país asiático, el joven caraqueño conversó sobre el reto académico y cultural que enfrenta 

Con 29 años de edad, Michael Parra Benedetti es abogado cum laude, egresado de la UCAB en el 2021. Recién terminó su carrera, el joven ucabista decidió optar por la beca Monbukagakusho, beneficio que, desde 1954, ofrece el Gobierno de Japón a estudiantes internacionales para cursar un postgrado en ese país con todos los gastos cubiertos.

«La beca Monbukagakusho es una herramienta muy valiosa para construir puentes de diversas índoles entre sus recipientes y el Japón. Y honestamente eso es lo que yo pretendo hacer. Quisiera aportar un pequeño grano de arena al acercamiento económico, cultural y académico de nuestros países». 

Tras su acto de grado, Parra comenzó el proceso de consignar recaudos, escoger a cuáles programas y universidades quería postularse; en febrero de este año obtuvo la anhelada respuesta: sí. Poco tiempo después, el 13 de mayo, estaba aterrizando en el país nipón.

Desde entonces reside en Fukuoka (a 1 hora y 45 minutos de Tokio en avión). En esa ciudad, la misma a la que el reconocido músico dominicano Juan Luis Guerra dedicó una de sus famosas bachatas,  Michael comenzará en 2023 a componer su propia melodía académica: una maestría en «Derecho Internacional y Derecho Económico de los Negocios» en la Universidad de Kyushu.

Mientras tanto, y hasta septiembre, está dedicado a completar un curso intensivo del idioma japonés. Esto, afirma, es su mayor reto.

«Yo no tengo la intención de seguir el paso de muchos estudiantes internacionales que se mantienen en una burbuja de inglés con otros estudiantes internacionales y que al final de sus estudios parten sin poder mantener una conversación básica en japonés. Aprender y hablar fluidamente el idioma es esencial para poder insertarse correctamente en este país y siento que los japoneses valoran bastante que tengas un interés genuino por aprenderlo. Saben que es complicado para nosotros, y eso tiene un valor especial», sostiene el ucabista.

Leyes desde la mirada internacional

Aunque es usual asociar el derecho con el país donde se estudió, Parra comenta que en Venezuela muchas firmas de abogados cuentan con profesionales formados en otras naciones. Esto, sin duda, como parte de la globalización por la que transita la humanidad.

La escogencia de Japón como destino para realizar estudios superiores no fue casual. El abogado recuerda que siempre tuvo un interés personal y profesional por la sociedad y cultura niponas. «Soy un fiel creyente de que el actual motor económico del mundo se encuentra en el Asia Oriental, y no pareciera que ese motor vaya a detenerse en un futuro próximo», dice.

El proceso de selección para conseguir la beca, confiesa, fue arduo y largo, y demandó compromiso y dedicación de su parte. Uno de los requerimientos fue delinear el proyecto de investigación que realizará en Japón, durante su estadía universitaria. «Aunque no es un requisito explícito, me parece fundamental que el proyecto tenga una relación entre el Japón y Venezuela, o al menos con América Latina», agrega sobre su futura tesis.

«Cuando a Roma fueres, como romano vivieres» 

Más allá de la barrera del idioma (aunque Parra habla inglés y francés) el joven abogado asegura estarse adaptando bien a la cultura y sociedad a la que llegó hace un poco más de un mes. «Como en cualquier país del mundo, pienso que debes ser muy respetuoso de las costumbres y hábitos sociales», añade y además destaca una diferencia que encontró entre los venezolanos y japoneses:

«La cultura japonesa tiende a valorar en gran medida el colectivismo, que cada individuo piense primero en el bienestar de los demás antes que el de sí mismo. Sin embargo, no hay nada que impida que un venezolano se adapte. Al final del día somos todos humanos y mientras respetes a los demás también te respetaran a ti».

De las expresiones culturales que más le han sorprendido, la gastronomía sobresale. Todo lo que ha probado le ha parecido excelente. Sin embargo, también le resulta fascinante la historia de este país asiático conformado por miles de islas. Desde hace años, dice, tenía el anhelo de experimentar personalmente cómo es la vida en Japón y, finalmente, lo consiguió a través de una beca para continuar su profesionalización.

Cree que establecerse en otro país implica, en cierta forma, ser embajador de la cultura con la que se creció. Por eso, en sus viajes Michael Parra intenta dar lo mejor de sí mismo y «demostrarle al mundo que Venezuela no es solo lo malo que se ve en las noticias. Hay un sinfín de venezolanos triunfando y haciendo cosas muy grandes, pero nunca olvidando aquello que nos hace ser simpáticos para los demás: esa risa fácil, el buen humor, nuestros pasos de baile, nuestra gastronomía, en fin, una gran cantidad de elementos particulares de la venezolanidad. Afortunadamente, esa forma de ser simpática se ve muy bien en el resto del mundo y abre muchas puertas, o al menos esa ha sido mi experiencia», comenta.

Entre sus metas en Japón está mantener el contacto con las personas que ha conocido hasta ahora y las que conocerá. «Además, me gustaría poder familiarizarme mucho más con el derecho mercantil japonés y el del resto de las legislaciones del Asia Oriental. Asimismo, su manera particular de hacer y de administrar negocios. No he comenzado el máster aún, pero soy muy optimista y creo que la Facultad de Derecho de la Universidad de Kyushu me permitirá cumplir tal fin», afirma.

Por el lado  cultural, le gustaría empaparse de la disciplina japonesa y su afán por alcanzar la perfección en todo lo que hace:

«Tú podrás tener décadas de experiencia en tu profesión, pero aquí tienen muy claro que siempre hay posibilidades para mejorar y aprender sobre lo que haces. El aprendizaje nunca para».

La huella ucabista jamás se borra

Tras cinco años de estudio en la UCAB,  Parra todavía guarda los momentos especiales que vivió en su alma mater: profesores, amigos, risas y frustraciones. Además de la excelencia educativa y la resiliencia de sus profesores y personal a pesar de la situación del país, aplaude las oportunidades de formación global que la institución ofrece a sus estudiantes y, sobre todo, celebra esa rebeldía de la universidad y cómo siempre motiva al estudiante para que dé lo mejor de sí mismo, precepto que practica en su día a día.

«La UCAB tiene ese afán de impartirle a sus estudiantes que no hay una única manera de pensar en este mundo, que podemos atrevernos a cuestionar el estatus quo, que una cosa no es necesariamente correcta solo porque muchos lo consideren», añadió.

 

A propósito de su logro académico, el ucabista invita a todos los estudiantes de pregrado y postgrado a que apliquen a la beca Monbukagakusho, pues es una excelente vía para cumplir metas educativas. «Si yo pude, todos pueden, solo hay que intentarlo, demostrar un verdadero interés en tu tema de investigación y dar lo mejor que puedas. Realmente vale la pena intentarlo, las universidades japonesas están muy bien posicionadas en los rankings internacionales y desde un aspecto menos académicos, pasarás por muchas experiencias inolvidables», concluye.

♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: cortesía Michael Parra

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