El hospital de Niños J M de los Ríos empezó con cuatrocientas veinte camas y, actualmente, hay solo ciento veinte. Además, en las habitaciones se pueden encontrar hasta cuatro pacientes junto a sus acompañantes, es decir, ocho personas en un mismo espacio reducido, lo cual se denunció como hacinamiento y falta de privacidad al igual que la insuficiencia en el número de camas operativas en terapia intensiva y terapia intensiva neonatal para la atención de los niños, niñas y adolescentes.

El abogado e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) Carlos Trapani destaca que los insumos, la infraestructura, la hospitalización, el área de emergencia, los quirófanos, las áreas de estudios e imágenes especializadas, así como la terapia intensiva se han agravado con el pasar de los años. Además, agrega:

Es increíble el deterioro progresivo que tiene el hospital.

Por otro lado, el déficit estructural y la falta de personal reduce en 80 % la atención a los pacientes. Ejemplo de ello son el departamento de enfermería que es extremadamente escaso los fines de semana y en turnos nocturnos, al igual que la carencia de anestesiólogos, lo que obliga a realizar tratamientos sin sedación o con anestesia local según fuese el caso, lo cual se denunció ante la Defensoría del Pueblo.

El centro hospitalario, que se fundó el 2 de febrero de 1937, es el único hospital público que realiza reconstrucciones de malformaciones urogenitales, corrección de malformaciones gastrointestinales complejas, cateterismos diagnósticos y terapéuticos, cirugías de malformaciones cardíacas complejas, trasplantes renales, así como diagnóstico y tratamiento de enfermedades hemato-oncológicas. Además cuenta con una unidad de quemados, de fibrosis quística y de radioterapia, y atiende a una población por consulta externa y triaje de cinco mil pacientes mensuales aproximadamente.

Las organizaciones Cecodap, Redhnna y la fundación Luz y Vida, en compañía del IIJ de la UCAB, introdujeron una acción judicial en la cual resaltan el deterioro del centro, así como la atención a los pacientes. Trapani comenta:

Actualmente para un adulto la salud es difícil, para un niño más.

El abogado explica la travesía por los tribunales, al igual que las inspecciones y situación actual del J. M. de los Ríos, destacando que hasta la fecha no han tenido respuesta por parte de ningún ente gubernamental.

 

LOS PROBLEMAS A TRAVÉS DE LOS AÑOS

En el año 2010 el hospital presentó una crisis para el tratamiento de tuberculosis, fallas en el funcionamiento de los ascensores -lo cual dificultaba la movilidad de los pacientes en sillas de ruedas-, hubo una reducción de las camas de emergencia y escasez de los insumos básicos.

Para el 2011 las obras de reparación conllevaron a un bote de aguas negras que afectó el área de cuidados intermedios de cirugía, cuidados intensivos de cardiología, hospitalización de oftalmología, ginecología y hematología, situación que a la fecha se mantiene.

La Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes y Cecodap hicieron un análisis del estado actual del centro asistencial detectando que la mayoría de los servicios presenta problemas y deterioro progresivo. El colapso de los sistemas eléctricos y de aguas ocasionó que la sala de oncología tuviera que ser movida de lugar por la contaminación presentada, al igual que el servicio de oncología, ya que la rotura de una tubería de aguas negras en el servicio de emergencia contaminó toda la zona.

Existe una deuda de cuatro mil a cinco mil pacientes, ya que no hay insumos, medicamentos y equipos mecánicos, en especial catéteres y materiales para realizar los tratamientos de diálisis.

 

RECONSTRUCCIÓN DEL CASO

El 8 de agosto de 2013 se denunció formalmente ante la Defensoría del Pueblo las carencias, debilidades y los perjuicios a la salud de los pacientes. No se ha obtenido una respuesta concreta a la presente fecha.

El 21 de mayo de 2014 las organizaciones Cecodap y la Fundación Luz y Vida consignaron una acción judicial ante la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos del Circuito Judicial del Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional.

En marzo de 2014l el IIJ realizó un acompañamiento a las organizaciones que introdujeron una acción de protección contra el Ministerio de Salud. El documento se expuso ante tres jueces durante diez meses y la última se declaró incompetente y remitió el expediente al Tribunal Supremo de Justicia. Cabe destacar que desde el 23 de marzo del presente año el caso se encuentra paralizado sin ningún tipo de decisión, a pesar de que lo han solicitado en reiteradas ocaciones. Durante este lapso el tribunal certificó todos los datos y una de las juezas revocó la sentencia. El abogado comenta:

Hubo una serie de requerimientos que iban en contra de las leyes, pero los cumplimos para poder avanzar en el caso.

Además, Trapani subraya que hubo un incumplimiento en los lapsos que establece la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en la tramitación de un caso (no puede ser menor de quince días ni mayor a veinte). El proceso se extendió por más de veinte días de despacho.

 

SIEMPRE SE GANA ALGO

Cecodap realizó una serie de campañas por las redes sociales con el fin de darle cara a los niños y niñas, así como dar a conocer la grave crisis por la que atraviesa el J. M. de los Ríos. En la campaña participaron un total de ciento ochenta y cuatro personas. Además, se realizaron videos con las madres de los pacientes del centro asistencial.

Por su lado, la Academia Nacional de Medicina se pronunció ante la grave crisis del centro asistencial apoyando a las organizaciones y a los pacientes.

Carlos Trapani destaca que la principal ganancia de toda la travesía que vivió como abogado de esta causa fue dar a conocer a la población las problemáticas que presenta el hospital en sus diversas áreas, así como brindar apoyo a los pacientes. Destacó el hecho de que el Estado haya comenzado a dar muestras de interés en este problema.

Brindarle una mano amiga a los pacientes y familiares fue nuestra mejor recompensa.

♦ Luis E. Martínez