La obra, escrita por los abogados Marcos Carrillo y Jaiber Núñez,  sirve como soporte teórico y práctico a otros investigadores y ofrece lecciones y buenas prácticas a los decisores políticos. «Hay dos extremos nocivos: pensar que la negociación es un valor y que hay que usarla así sea en las peores circunstancias, o demonizar la negociación», afirmó Carrillo

La editorial de la Universidad Católica Andrés Bello, abediciones, publicó el libro Veinte años de negociación política en Venezuela. Las negociaciones entre el gobierno y la oposición 2002-2022, escrito por los investigadores y profesores de la UCAB, Marcos Carrillo Perera y Jaiber Núñez Urdaneta, iniciativa acompañada por la Cátedra Fundacional Pedro Nikken de Derechos Humanos y Negociación Política para la Paz.

La investigación está definida por sus autores como «académica, no partidista, de carácter plural y objetivo que busca una mejor comprensión del conflicto sociopolítico venezolano y de las distintas iniciativas de negociación política llevadas a cabo para resolverlo en los últimos 20 años».

En conversación con El Ucabista, ambos autores insistieron en subrayar que la investigación buscó mostrar «qué fue lo que pasó, con la intención fundamental de que sea útil a futuros investigadores».

«No obstante este carácter objetivo que se puede ver en el lenguaje tan sobrio, eso no implica que no haya un análisis de fondo, la sola perspectiva histórica ya es analítica, no es una sucesión de hechos», apuntó Carrillo.

Para este experto en resolución de conflictos, el libro «se  trató de la contraposición de los hechos con la teoría de negociación, qué procesos cumplieron con esa teoría y cuáles no,  en cuáles hubo acuerdos y su calidad, si se cumplieron o no y si hubo seguimiento. Hay valoración, pero no del tipo persona.

Para Núñez, «este libro tiene la gran virtud de que, aparte de la investigación documental, la principal fuente se centró en entrevistas a los actores de las distintas negociaciones políticas (…), lo que se buscó fue dejar que ellos nos echaran el cuento desde su perspectiva». En el caso de los negociadores por parte del gobierno, precisó que solamente el exministro del Trabajo, Francisco Torrealba, aportó su testimonio.

A partir de la investigación, Marcos Carrillo distinguió, a lo largo de estas dos décadas estudiadas en Venezuela, «dos extremos nocivos: pensar que la negociación es un valor y que hay que usarla así sea en las peores circunstancias, o demonizar la negociación (…)  Hemos tenido negociadores conscientes de que hay que tener mejores alternativas a una negociación, pero o no se han podido implementar o se han implementado mal o no han jugado el juego que se quería».

«La resistencia a la negociación pareciera más retórica que real»

Sobre la selección de los siete procesos de negociación contenidos en el libro, Jaiber Núñez explicó que buscaron «los que fueran más formales, con estructura, precisamente para analizar cómo fue la comunicación, cómo fue el comportamiento de las partes y no quedarnos con sólo aquellos que reportan algún tipo de resultado de unas negociaciones informales. Aquí nos enfocamos en las negociaciones políticas entre la oposición y el gobierno».

Núñez menciona que el dinamismo del proceso político nacional los obligó a cerrar la obra a pesar de que estaba en marcha un nuevo proceso en Barbados.

Consultado sobre los aspectos que hacen particular o distintivo el caso venezolano en relación a otros procesos de negociación, señaló que «el tema electoral ha estado presente en todos los procesos, el tema de las condiciones, la participación de los partidos y los derechos políticos. Esa es una característica importante acá. Otro de los hallazgos interesantes de la investigación fue en qué procesos se partió de la premisa ‘nada está negociado hasta que todo esté negociado’, frente a otros procesos donde el análisis fue ‘vamos a ir generando confianza, acuerdos parciales para negociar un acuerdo definitivo».

 

«No partimos de evaluar qué se cumplió o no, o de quién es el responsable; partimos de cuáles fueron los mecanismos que las partes previeron y desarrollaron para vigilar el cumplimiento de los acuerdos. Vimos que los mecanismos diseñados y pactados no cumplieron las expectativas de las partes y, al final, tanto gobierno como oposición reportan incumplimiento de lo que se supone que acordaron en la mesa».

Explicó Núñez que la técnica más utilizada fue la de las comisiones de seguimiento. «Esas comisiones requerían un perfil con mayor autoridad que tuviera la fuerza suficiente para mantener el espíritu de negociación fuera de la mesa».

Recordó que la negociación en el país ha estado asociada a momentos de mayor conflictividad, ruptura o crisis sociopolítica y que, pese a intentarse en varias ocasiones, la crisis ha seguido porque no ha habido un proceso lo suficientemente exitoso para abordarla.

Sin embargo, indicó que «más allá del estigma que pueda existir en ciertos grupos, la negociación es un instrumento que sigue vigente y sigue siendo utilizado en el caso venezolano. El ánimo de negociar de la gente ha estado presente a lo largo de estos 20 años y se ha acentuado más en esta última parte del conflicto sociopolítico».

Respecto a las críticas que se hacen a través de las redes sociales a la negociación entre la oposición y el gobierno, afirmó que «la resistencia a la negociación pareciera más retórica que real, porque lo que nos encontramos es que la ciudadanía, más allá de la desconfianza natural que pueda tener ante estos procesos, no se opone a ellos, no manifiesta una resistencia a la idea de negociar. Sí hay matices sobre qué vamos a negociar, cómo lo vamos a negociar, las condiciones; pero el reconocimiento de la otra parte es la premisa fundamental a la hora de negociar. La alternativa a la no negociación es el conflicto y esa alternativa no la desea ninguna de las partes. Ni quien está en la posición de poder tiene la capacidad de administrar un conflicto de mayor escala, ni quienes están del otro lado. La investigación no nos reportó en ninguna parte que existe una alternativa mejor a la negociación para resolver el conflicto sociopolítico«, ratificó Núñez.

«Negociar es una herramienta, no un fin»

Marcos Carrillo  aseveró que el libro «es el primer estudio sistemático a profundidad de los procesos de negociación política en Venezuela en el siglo XXI».

Enumeró los aspectos fundamentales que distinguen a este trabajo: bibliografía especializada, el análisis del contexto político- histórico, la documentación y las fuentes directas de las entrevistas a protagonistas de los siete procesos estudiados.

Sobre los aprendizajes que le dejó haberse sumergido en toda la documentación analizada, citó la preparación «irregular» de la oposición. «O fue cero, o mala o la preparación se hizo en el camino», advirtió.

También mencionó haber identificado «cómo se negocia la dinámica en la mesa, quiénes se sientan, lo que está íntimamente vinculado con la preparación»; «tercero, vemos que en algunas mesas no se logró acuerdo nunca, en otras hubo acuerdos malos, en otras acuerdos buenos ejecutados parcialmente (2002), hubo unos que parecían buenos (República Dominicana y Barbados 2019) donde hubo acuerdos y no se terminaron de firmar o eran preacuerdos».

«La otra cara de la moneda es la preparación del Gobierno, que ha tenido más o menos la misma línea siempre, desde 2002, con una preparación de negociador fuerte, distributivo, que tiene una alternativa a negociar. Para el Gobierno no negociar no termina siendo algo nocivo porque su alternativa sigue siendo buena, seguir en el poder. Uno de los problemas que ha tenido la oposición es no definir qué va a hacer si la negociación falla«, sostuvo Carrillo.

Por eso, el profesor insistió en que es vital entender que «la negociación es una herramienta, la herramienta más práctica que genera mejores resultados si se la sabes usar bien».  

«Negociar no es ni bueno ni malo, el asunto es saber negociar si se sabe que se pueden conseguir resultados muchísimos mejores que por otros caminos; pero si no hay otros caminos claros es mejor fortalecer la negociación porque es mucho más rápida, más eficiente y genera mejores resultados…si saben negociar (…) El asunto es determinar lo que las partes quieren cuando se sientan, porque no siempre se negocia para lograr acuerdos, a veces se negocia para ganar tiempo, legitimidad, deslegitimar al otro o para usar esa negociación como anclaje para otras negociaciones», resaltó.

El libro Veinte años de negociación política en Venezuela. Las negociaciones entre el gobierno y la oposición 2002-2022, publicado el sello abediciones, estará a la venta en varias librerías de Caracas y el resto del país.

En los próximos meses, los autores esperan presentar el texto en los nichos académicos para los que fue concebido y desarrollar una programación de eventos que ayude a socializar su contenido con el público en general y, así, cumplir también sus propósitos didácticos.

♦Texto: Elvia Gómez/Fotos: Manuel Sardá