Entre 1999 y 2015 Venezuela gastó más de cinco millardos y medio de dólares en armamento, según datos del Instituto de Investigaciones de Paz de Estocolmo, ocupando el puesto número 18 en la lista mundial de los países compradores de armas. Aviones de guerra, misiles y defensa antiaérea son las armas que se han llevado gran parte de este presupuesto, siendo Rusia, China y España los principales proveedores.

112.400 apartamentos equipados de la Gran Misión Vivienda, 56 hospitales de dos pisos con 220 camas cada uno y 4.257 liceos bolivarianos pudiesen haber sido construidos con el presupuesto gastado en amas, afirmó Rafael Uzcátegui, de Provea, durante el evento Desmilitarización y democracia. Sin embargo, Venezuela figura entre los primeros compradores sin tener un conflicto interno o externo. No obstante, el militarismo juega un papel fundamental.

 

EL GERMEN DE LAS INSTITUCIONES

La mayoría de los Estados de Latinoamérica nacieron de la guerra, explicó Lexys Rendón, de Laboratorio de Paz. En un país donde el militarismo ha sido una doctrina y una filosofía, la premisa de que para tener paz hay que prepararse para la guerra, lleva a la lógica de que la guerra es lo que se espera. Este ha sido un factor más que influyente para la compra desbocada de armamento.

Sin embargo, el militarismo no va en línea con los parámetros de la democracia, considerando esta como la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía, la dicotomía del militarismo plantea que o son enemigos o son amigos, es paz o es guerra, por lo que no es compatible con una democracia que debate y busca consensos.

Si el militar no puede debatir, entonces hay un problema cuando se encuentra con una sociedad democrática.

En el caso de las Fuerzas Armadas, Rendón advierte que el deber de estas es defender a los Estados de alguna invasión o ataque. Mientras que Rodolfo Montes de Oca, de Laboratorio de Paz, afirma que deberían ser apolíticas, obedientes y no deliberantes. Por otro lado, Rendón sostuvo que las Fuerzas Armadas tiene una débil capacidad para debatir, por lo que considera incorrecto colocar militares al mando de instituciones públicas, ya que lo militar y lo político debe estar separado. Además Rendón acotó que:

No hay Fuerzas Armadas de derecha o de izquierda. Hay soldados.

En la foto Lexys Rendón de Laboratorio de Paz

♦ Katherine González