En alianza con el Centro Cultural BOD, el Centro Cultural Padre Carlos Guillermo Plaza y la Dirección de Cultura de esta universidad han traído obras teatrales y organizado conversatorios durante el mes de junio. Este miércoles, Willy McKey abordó la crónica cultural en su ponencia Cuando el editor no está. McKey escribe para el portal Prodavinci, es poeta y hombre de letras.
McKey, quien fue presentado por Pablo Blanco, coordinador de Asuntos Públicos del Centro Cultural BOD, inició la conversación comentando que siempre que se habla de crónica aparecen temas como la ficción, la no ficción y el uso del yo. Sin embargo, desde la edición, se trata de un texto que debe estar bien escrito y que dé gusto leerlo.
El escritor opina que la pirámide invertida, tan utilizada por los periodistas, en el caso de la crónica cultural atenta contra el hecho de que la gente lea. Esto, gracias a que la pirámide invertida no sirve para contar una experiencia:
El principal soldado en la batalla de la crónica contra la pirámide invertida es la reserva de datos: la crónica consiste en un proceso repetido de tener tensión y resolverla, y esto no se puede hacer cuando en el primer párrafo se colocan todos los datos de relevancia.
Para McKey, la sección de cultura es «la cenicienta» en las salas de redacción:
Además, decimos que aquí no se lee sobre obras de teatro, sobre música o sobre arte. Creo que debemos pensar más en cuál es la estrategia para escribir y qué estamos escribiendo.
En Venezuela no existe tradición de crónica cultural. McKey dice que, si alguien decide dedicarse a este campo, tendrá una labor casi detectivesca de archivo pues en décadas anteriores pocas veces se documentaban eventos culturales o festivales que no fuesen de gran escala. Si hay algo permitido y a la vez necesario en el periodismo cultural es generar enlaces con otras técnicas, eventos o fenómenos.
Cuando el editor no está surge de la afirmación siguiente de McKey:
Al editor no tiene por qué interesarle la crónica cultural. Todo aquel que desee escribir crónica cultura lo hará cuando su editor no esté, la escribirá en su tiempo de no-trabajo. Pues es un proceso de creación en el cual deben identificarse audiencias, referentes, lenguajes y vivencias que no suelen fluir en una sala de redacción.
Agregó:
Para escribir es necesario tener un ego fuertecito, pero no hay nada peor que escribir emocionado. Muchos periodistas o escritores creen que la crónica cultural debe partir de la primera persona en singular, y esto es falso. No es que no se pueda. Pero el buen cronista sabe identificar cuál es la visión correcta para narrar la historia.
Es necesario buscar la voz, pues todo texto, en particular la crónica cultural, debe tranquilizar al lector inquieto e inquietar al lector tranquilo.
CUATRO LIBROS RECOMENDADOS
- La banda que escribía torcido, de Marc Weingarten.
- Escribiendo historias, de Juan José Hoyos.
- La crónica, de Martín Caparrós.
- Conversaciones con David Foster Wallace, de Stephen J. Burn.