Puede decirse que es un experto en distintas áreas del conocimiento. Nacido en 1960 en Villa de Cura, estado Aragua, obtuvo el título de Licenciado en Administración Comercial en la Universidad de Carabobo y se graduó como Especialista Tributario en la Escuela Nacional de Hacienda Pública, gracias a lo cual estuvo trabajando 18 años en el Ministerio de Finanzas.
A la UCAB ingresó primero como estudiante, pues aquí cursó la licenciatura en Filosofía -su segunda carrera- además de una maestría en Historia de las Américas y un doctorado en Historia, que está por terminar.
Con este bagaje, desde el año 2004 dicta clases en las escuelas de Administración y Filosofía. En ambas, se ha destacado por su exigencia académica y por compartir con sus estudiantes los conocimientos adquiridos a lo largo de su carrera.
«Tengo exactamente 14 años dando clases en la universidad. Aquí llegué otra vez aquí por mi récord de notas. En ese momento necesitaban un profesor de Antropología Filosófica en la carrera de Administración y yo reunía ambos requisitos: ser filósofo y administrador. Entonces la profesora Cordelia Core, esposa de un compañero de clases, me pidió que me postulara e ingresé. Luego que culminé mi especialización en Historia, comencé a dar Historia Económica Empresarial en esta misma escuela y hasta el momento sigo dando esas materias. Ahora Antropología Filosófica también la dicto en la escuela de Filosofía».
Para Carlos Jesús Izzo, la Universidad Católica Andrés Bello ha sido el lugar donde ha podido hacer realidad su pasión: la enseñanza y la investigación, pues además de dar clases ha publicado varios trabajos, entre ellos el libro El Mediodía de la Caridad. Vida y Obra de la Hermana Socorro de Lourdes, a través del cual hizo honor a su interés espiritual y a su profunda fe cristiana (ha sido catequista y laico comprometido).
Agradece a la institución por la promoción de valores que la diferencian de otros espacios de educación en el país.
«La UCAB es una institución eminentemente académica; aún cuando estamos con un diseño curricular por competencias, la formación, disciplina y actitud de los estudiantes y profesores -que están olvidados en la sociedad venezolana- siguen presentes en esta casa de estudio».
Izzo se define como incisivo con los estudiantes, para poder explotar totalmente el pensamiento crítico y cumplir el compromiso que tiene como formador.
«Todos los profesores somos distintos, yo me considero que soy intenso y me gustan los resultados rápidos. Me enfoco en memorizar las cosas para tener un mejor diálogo con los estudiantes porque como la mayoría de mis temas son teóricos, entonces tienden a dormirse. Por eso me gusta que el estudiante esté activo en la conversación. También considero que soy comprometido con mis actividades; de hecho, en una oportunidad bajando al aula de clases me torcí el tobillo y aun así dicté la materia. Claro, después tuve que ir a la clínica para que me enyesaran (risas)».
A sus 58 años de edad y en medio de la crisis que afecta a Venezuela, el mayor consejo que da a los jóvenes con quienes se topa es que se mentalicen para convertirse en la generación de profesionales a la que le tocará reconstruir el país con trabajo y esfuerzo.
«Un mensaje que les diría a mis alumnos es que estudien mucho y se queden en el país, porque este mal rato va a pasar. Yo espero que proyecten un gran plan para salir de esto y eso precisamente se hace pensando y olvidándose de la viveza criolla. Por muchas dificultades que existan deben tener persistencia en todo lo que hacen. Todos somos civiles y tenemos que construir este país con ganas y ánimo».