A propósito del 65 aniversario de la universidad, la edición de este jueves de #TBTUCAB está dedicada a mostrar una recopilación de fotografías  relacionadas con la vida del alumnado en la primera sede de esta casa de estudios, la cual funcionó entre 1953 y 1965 en un edificio de cuatro pisos que perteneció al Colegio San Ignacio y que estaba ubicado en la esquina de Jesuitas, en la parroquia Altagracia del centro de Caracas.

La imagen que abre esta nota muestra lo que era la biblioteca central de la institución, una sala con mesones de madera y grandes ventanales donde los estudiantes se reunían a reforzar los contenidos de clases y podían consultar las 25.000 publicaciones disponibles, sin contar los folletos y revistas que llegaban del extranjero para el consumo de los alumnos. 

La cifra es baja respecto a los 180 mil textos que albergan actualmente las salas del Centro Cultural Padre Carlos Guillermo Plaza del campus de Montalbán, pero no estaban nada mal para una institución naciente y de poca población (311 estudiantes)

Lo que sí prevalece en los jóvenes registrados por la cámara es la concentración; para ellos solo existía papel  y lápiz como herramientas, por cuanto los aparatos electrónicos como computadores portátiles y teléfonos inteligentes estaban muy lejos de hacer su aparición para ayudar en las actividades diarias…o para distraerles de sus quehaceres.

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En esta segunda imagen puede verse a un grupo de alumnos agolpados en el pasillo del piso 1 de la edificación,  conversando en alguna pausa del día sobre algún problema académico o personal o quizá en espera para entrar al aula de clases.

Al fondo y a la izquierda, dos muchachas lucen preocupadas, quizás por una materia que no las deja dormir…o por algún romance no correspondido.

La vestimenta deja clara la moda de los años 50 del siglo XX: las chicas llevan cabello encopetado y van vestidas con faldas estampadas y plisadas más abajo de la rodilla, mientras los caballeros, siempre de traje y con zapatos de cuero, comparten con ellas cerca de las escaleras.

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En esta tercera fotografía se puede apreciar a un grupo de jóvenes compartiendo en el cafetín de la universidad. Un detalle relevante son las tazas de cerámica en las que servían el café a los estudiantes, así como el periódico que lee uno de ellos (costumbre que se ha hecho muy poco habitual en la era de la prensa digital y las redes sociales).

Los sacos, corbatas y corbatines muestran la elegancia de los ucabistas en la época, quienes se regían por un código de vestimenta dentro del campus muy distinto al look relajado de estos tiempos.

(Ver también: #TBTUCAB. Así era el cafetín en los años 90)

 

Lo que parece claro es que, a pesar de la formalidad al vestir, en esos tiempos no había impedimento para divertirse. Así lo deja ver esta última fotografía, en la que la muchachada celebra un momento de relax en el patio del edificio, luciendo sus pantalones arremangados. La seriedad académica seguramente volvería a la hora de presentar alguno de los exámenes.

Así comenzaba a escribirse la historia cotidiana en la Universidad Católica Andrés Bello. 65 años después, la institución se ha convertido en una de las mejores casas de estudio superior del país y en sus pasillos miles de jóvenes siguen apostando su  futuro, gracias a la formación académica y los valores que día a día se fomentan en sus aulas de clases.

♦Lesslie Mendoza

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