Esta semana, la sección dedicada a recordar el pasado ucabista se concentra en una serie de fotografías de la sala de reproducción de documentos para estudiantes y profesores, que funcionaba en la PB del módulo 4 del edificio de aulas (donde actualmente se encuentra la oficina de atención al público de la Secretaría).

Las fotos datan de la década de los 90, cuando la internet, los documentos en PDF o los libros electrónicos eran casi inexistentes y la impresión de cientos y cientos de guías era imprescindible para preparar los contenidos de la clase.

La foto que abre la nota muestra las pilas de papeles y las grandes fotocopiadoras que servían para realizar la reproducción de documentos, que solían solicitar en grandes volúmenes los profesores para cubrir los contenidos de las distintas cátedras.

Un detalle que destaca en la imagen es el de las ventanas, inmutables en su estilo a pesar del paso de más de dos décadas.

En la fotografía superior puede verse a varios empleados trabajando en los equipos más modernos, rodeados de papeles por entregar y quizá con algunos alumnos esperando sus materiales para poder  estudiar para el examen o la exposición de turno.

Aquí se observan las pequeñas ventanillas, que dan hacia el módulo 5, desde las cuales se recibían las órdenes de trabajo, lo que refleja una atención más distante con los estudiantes respecto a lo que actualmente se acostumbra en otros centros de reproducción.

El gran detalle, al centro de la fotografía, es la caja registradora de metal donde se almacenaba el efectivo con el que se cancelaban los servicios. No se olvide que para entonces no existían los puntos de venta electrónicos y, a lo sumo, podía pagarse con cheques.

Esta última imagen ofrece otro ángulo de la oficina de atención, específicamente donde se hacía entrega de los folletos y se vendían, como muestra el letrero, tarjetas con chip incorporado para usar en los teléfonos públicos de CANTV, que estaban dispuestos en distintos lugares del campus y que -a falta de celulares- servían como herramienta de comunicación con el mundo exterior.

La vestimenta de la empleada dentro del local muestra un poco la moda de la época, en la que predominaban los pantalones rectos y chalecos coloridos.

Otro detalle que no pasa inadvertido es el de la cédula pegada en el vidrio, quizá de algún alumno descuidado que olvidó su identificación… Algo que no ha cambiado mucho con los años.

♦Lesslie Mendoza