Muchos de quienes conforman la generación “Y” y los llamados “centennials” ni siquiera habían nacido cuando ocurrió la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989. Sin embargo, este suceso marcó la historia mundial y, en gran parte, se debió a la resistencia de los jóvenes de la época.

En el marco de la conmemoración del 30 aniversario de este acontecimiento, el pasado lunes 7 de noviembre se llevó a cabo, en el campus Montalbán, un conversatorio organizado por el Doctorado en Historia de la UCAB y  denominado “A 30 años de la Caída del Muro de Berlín. Lecciones para Venezuela”, en el cuatro profesionales discutieron en torno a este hecho simbólico, que contribuyó con el derrocamiento del régimen comunista que gobernaba la República Democrática Alemana (RDA) y se inició el camino a la reunificación con la República Federal Alemana (RFA).

La lista de ponentes estuvo encabezada por Tomás Straka, director del Doctorado en Historia de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB);  Peder Østebø, historiador y experto en Ciencias Sociales de la Universidad Libre de Berlín (Freie Universität Berlin); Daniel Varnagy, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar (USB) y Rafael Uzcátegui, sociólogo, periodista y coordinador  general de la ONG Provea.

Durante la actividad los especialistas debatieron sobre algunos hechos relacionados con este suceso  y los paralelismos del mismo con el contexto de protesta y lucha por el restablecimiento de la democracia que ha vivido Venezuela durante los últimos años. Estas fueron algunas de las reflexiones:

1.Tenemos muros que derribar

Según Straka, la caída del Muro de Berlín significó la derrota de los sistemas totalitarios y la prevalencia de las ideas de libertad y respeto a la condición humana.

«La caída del Muro de Berlín representó el triunfo de la verdad frente a los ídolos creados por las ilusiones de los historicismos y de ciertos fanatismos políticos. Fue el fin de cierta concepción de la utopía para ser sustituida por una verdad que nos permita crear situaciones más sustentables y, sobre todo, más apegada a la ética».

Asimismo, aseguró que los venezolanos tienen que derribar sus propios muros.

«Debemos derribar los muros de la ignorancia, el miedo y sobre todo el del temor a asumir la conducción de nuestro propio destino»

2. Todavía existen espacios para la participación ciudadana

El experto en Ciencias Sociales de la Universidad Libre  de Berlín aseguró que, a pesar de las limitaciones a las libertades, la sociedad se debe encargar de hacer vida en todos los ámbitos: la religión, la Academia, el deporte, la música, la política, el arte y crear puntos que les permitan a los ciudadanos  organizarse.

«En un espacio totalitario no tiene sentido hablar de sociedad civil. Sin embargo, al igual que en la Alemania Oriental quedan espacios de acción. Los venezolanos no deben ceder espacios e intentar crear nuevos, porque no se sabe cuáles van a ser los que definan la salida. Se trata de defender todos los espacios».

3. El arte como medio de cohesión

Rafael Uzcátegui comentó que es fundamental contar con el apoyo de la comunidad cultural  para lograr la sensibilización de los ciudadanos y vencer los esfuerzos represivos de un régimen totalitario que impulsa el pensamiento único.

«El arte y los artistas pueden unir una denuncia con una emoción. Eso es muy importante y ha sucedido en todos los procesos de transición del totalitarismo a la democracia. Afortunadamente, en  Venezuela lo hemos aprendido desde el año 2017 y ahora lo habitual es que cualquiera que haga algo cultural, exprese también lo que está sucediendo».

En el mismo orden de ideas, Daniel Varnagy comentó que la cultura debe conectarse con la política para generar cambios reales.

“La música mueve emociones e intenciones, pero solo no produce cambios políticos. Los músicos deben asociarse con politólogos, pues esta es una bandera política y no debe haber miedo de usarla”.

4. Las promesas incumplidas generan desencanto

El doctor en Ciencia Políticas de la USB también comentó que la historia ha demostrado que es mejor vivir en un sistema político real, como es la democracia, que creer que un Estado puede ser perfecto y terminar  con el  resentimiento y la frustración que dejan las promesas políticas no llevadas a cabo.

“La democracia es un sistema con problemas, es un sistema real. Los sistemas reales tienen silencios. Es mejor intentar llenar los huecos del sistema con producción, con eficiencia, con propiedad privada que magnificar los problemas “normales”, lo que trae consigo la nostalgia por las promesas del comunismo”.  

El muro de Berlín rodeó a la capital de Alemania desde 1961 hasta 1989, en un intento por evitar que los alemanes orientales huyeran de la comunista República Democrática Alemana (RDA) a la República Federal Alemana (RFA) -de carácter liberal-.  Su derribamiento, en el cual participaron miles de ciudadanos, se convirtió en un símbolo de liberación social y política que todavía se mantiene vivo en el imaginario colectivo mundial.

Texto: Albany Díaz/ Fotos: Ok Diario (principal) y Miguelángel Paiva (retratos)