Más de 50 personas, entre estudiantes y profesores, colmaron, este 7 de noviembre, el auditorio Guido Arnal de la UCAB, en Montalbán, para ser testigos de una charla, auspiciada por la Escuela de Letras, que tuvo como figura central a Sara Uribe, joven poetisa mexicana invitada a Venezuela por la Embajada de México y la fundación La Poeteca.

 

 

Durante la actividad, Uribe compartió con los asistentes temas como el estado actual de la poesía y la importancia de analizar la memoria histórica, para no olvidar la obra de los grandes exponentes de la escena literaria.

Con la moderación de Gianina Olivieri, directora de la Escuela de Letras, la dinámica se desarrolló en dos fases. En la primera, Olivieri formuló una serie de preguntas, luego de lo cual el público planteó a la escritora inquietudes relacionadas, principalmente, al contexto latinoamericano actual y su influencia en el ejercicio de la escritura.

Nacida en Querétaro en 1978, Sara Uribe es licenciada en Filosofía y está considerada una de las voces más destacadas de la poesía mexicana contemporánea. Según información disponible en su blog Nada es para siempre,  ha sido galadonada, en su país, con el Premio Regional de Poesía Carmen Alardín 2004, el Premio Nacional de Poesía Tijuana 2005 y Premio Nacional de Poesía Clemente López Trujillo 2005.

A la fecha ha publicado cerca de una decena de libros y sus poemas han aparecido en publicaciones periódicas y antologías de México, Perú, España, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos.

A propósito de su visita a la universidad, El Ucabista conversó brevemente con esta escritora, quien comentó algunas de sus inquietudes creativas y la relación de la poesía con las nuevas generaciones.

¿Cómo puede conectarse la poesía con las nuevas generaciones en la era digital del Whatsapp y las redes sociales?

«Hay muchos poetas jóvenes trabajando con estructuras que, por sí mismas, denotan que vienen de estas nuevas generaciones. Hay una suerte de relación entre un poema y otro en un libro, muy parecido a lo que es el hipervínculo. Es notoria la cercanía de estos colectivos con la digitalidad, que sirve para muchas cosas más. Las redes también son unas formas de acercarnos a poesía joven de todo el mundo, desde poemas publicados en Instagram hasta blogs o revistas que están al alcance de los chicos. Si no quieren leer algo en un libro, lo pueden hacer en la pantalla de su celular, ahí también hay poesía».

¿Cual es su visión como artista?

«Mi visión, actualmente, es como un ejercicio del lenguaje que intenta, a través de su formulación, representar y hablar de la realidad y que, a la vez, busca cuestionar a la misma y las estructuras lingüísticas que la nombran».

¿Qué aporta la poesía a los jóvenes?

«Una oportunidad de rebelarse, una forma de hacer las cosas de una manera diferente, para así construir un futuro distinto».

¿Qué mensaje da a los jóvenes que se están formando como estudiantes de Letras?

«Quiero decirles que el trabajo que hace un crítico o un académico estudioso de las letras construye prestigio sobre la apreciación de los escritores. (…) Tómense con seriedad el tema de su tesis, de sus artículos y piensen muy bien sobre quién quieren que los otros lean y por qué, tomen en cuenta la responsabilidad que contrae tener la capacidad de poder acercar la literatura a otros».

¿Cuáles son sus inquietudes actuales como escritora? 

 «Mis inquietudes están relacionadas con poder construir nuevas estrategias del lenguaje o, quizás, reescribir algunas que me permitan cuestionar las cosas con las que no estoy de acuerdo como, por ejemplo, el feminismo. A propósito de esto, mi próximo libro explora las condiciones de escritura de las mujeres mexicanas en el siglo XXI; además, denotará un intento de cuestionar la propia producción del lenguaje».

¿TIene algún escritor venezolano entre sus favoritos?

«Sí. Mi escritora venezolana favorita es Miyó Vestrini».

♦Texto: Diego Salgado/Fotos: Manuel Sardá