Cuando el Papa lo declare beato eso va a ser fiesta nacional, y nos vamos a encomendar a él para que nos haga vivir una patria nueva”, comentó hace pocos días sobre la beatificación de José Gregorio Hernández el padre Francisco Javier Duplá s.j., exdirector de la Escuela de Educación de la UCAB y autor de la biografía Se llamaba José Gregorio.

El Ucabista lo consultó ante la expectativa gozosa generada por el paso del médico trujillano de Venerable a Beato, proclamación que finalmente fue oficializada este viernes 19 de junio, tras darse a conocer desde el Vaticano el decreto del papa Francisco.

Ahora solo falta encontrar otro milagro que pase el mismo riguroso triple examen en el seno de la Congregación para las Causas de los Santos –que aprobó el prodigioso caso de la niña Yaxury Solórzano Ortega, ocurrido en 2017– para que el médico, científico docente y académico trujillano pueda ser canonizado y culmine así la ruta que inició, primero con su fallecimiento en 1919, a los 54 años de edad, y luego con la solicitud de apertura del proceso, en 1949.

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Foto: El Impulso

 “Yo creo que una buena forma de entender la beatificación de José Gregorio Hernández es verla como la de una sanación de Venezuela. No interesa la clase social a la cual pertenece el devoto, él hace que ese devoto quiera también colaborar con el país, para que se dejen de lado todos esos odios y esos reconcomios y esa vigilancia que ahora tiene a la sociedad divida. Él ya es santo, sobre todo para la gente sencilla. Él es un modelo de persona exitosa, para ser imitado, muy distinto a los que gobiernan actualmente. Creo que la mayoría de la gente en Venezuela está necesitada de figuras como José Gregorio, que encarnan una manera de ser honesta, dedicada, amorosa, de mucha fe, de mucha entrega. Una persona realmente extraordinaria”, señaló el padre Duplá.

El sacerdote destacó que José Gregorio Hernández también sobresale por ser el primer hombre laico reconocido por el Vaticano como beato en Venezuela. Hasta ahora solo habían sido tres mujeres, todas religiosas, las que habían conseguido la consagración papal como beatas: la Madre María de San José, la Madre Candelaria de San José y la Madre Carmen Elena Rendiles.

Sobre las presuntas intercesiones celestiales de José Gregorio, Duplá dijo que ya prepara una próxima publicación, “con un montón de favores que no tienen para la Iglesia la calificación de milagros, pero que están presentes en la conciencia, el afecto y en la admiración de todos los venezolanos”.

La beatificación del “médico de los pobres” representa para el educador jesuita “el momento para impulsar en Venezuela el modelo de las virtudes cívicas que él encarnó: trabajar por el bien común, ser honestos, hacer bien las cosasprepararse bien. Todas esas virtudes que nos enseñó con su vida y que harían que el país pudiera sanar de esta postración y despertar de esta situación de terapia intensiva en la que se encuentra. Su autenticidad, que es esencial en la convivencia cívica, tiene que trasladarse a las instituciones y a todo el quehacer, de manera que un hombre,  si como médico es auténtico, vea si esa enfermedad es curable o no y no ande enredando a la gente; o si es un político, no ande engañando. José Gregorio fue un médico curador, no curandero”.

No pierde de vista el padre Francisco Javier Duplá que en la época en la que a Hernández le tocó vivir (finales del siglo XIX y principios del XX, en pleno auge del positivismo y el florecimiento de la Teoría de la Evolución) “los creyentes estaban mal vistos por los intelectuales, y él, en cambio, hacía oración, iba a misa, comulgaba. Quiso ser sacerdote en dos oportunidades y su gran amigo y director espiritual, Juan Bautista Castro, no se lo recomendó. Pero él quedó toda la vida como un civil laico que se sale completamente de los patrones de la historia normal, no solo de Venezuela sino de cualquier otra parte”.

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También en conversación con El Ucabista, la escritora y psicoanalista egresada de la UCAB, Ana Teresa Torres, quien es Individuo de Número de la Academia Nacional de la Lengua, señaló que “José Gregorio, como se lo conoce popularmente, es un médico venezolano de gran importancia, no solamente por sus contribuciones científicas, sino porque representa al hombre moderno plenamente, alguien que puede hacer coexistir, por un lado el conocimiento, y por otro con la fe religiosa”.

“Durante mucho tiempo se pensaba que si alguien era científico, era porque estaba en contra de las ideas religiosas, o viceversa. Y esto no es para nada así, se pueden combinar perfectamente ambos tipos de creencias en una persona sin que se contradigan. Creo que la importancia que él tenía como médico se vio tomada por la cuestión del imaginario popular que lo llevó a ser como el símbolo de las curaciones mágicas milagrosas. No discuto eso, pero creo que las curaciones que hacia José Gregorio eran curaciones médicas, en el pleno sentido de la palabra. Lo creo, además, porque tengo ciertas referencias familiares de quienes lo conocía como médico formado en Europa y que vino luego a Venezuela a contribuir con la salud en su país”.

 

Foto: Globovisión

“No va a ser difícil el milagro para la canonización, porque hay montones”

El proceso de beatificación tomó un importante impulso desde diciembre de 2018, cuando la Arquidiócesis de Caracas anunció la designación de la abogada argentina, Silvia Mónica Correale. Esta experta en Derecho Canónico,  conocida como la monseñorina, asumió como la Postuladora de la Causa de Beatificación y Canonización del Venerable Siervo de Dios, en sustitución de Fray Rodolfo Meoli, quien se jubiló.

El mes anterior, noviembre de 2018, el cardenal Baltazar Porras constituyó el tribunal que se trasladó al hato “Santa Rosa”, en Camaguán (Apure), para levantar la información sobre el milagro que este 2020 fue aprobado unánimemente, primero por la Comisión Médica, en enero; luego, por la Comisión Teológica, en abril y, finalmente, por la Comisión de Cardenales y Obispos de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano.

El relato lo hizo el padre Gerardino Barracchini, párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, donde está la tumba del beato desde 1975, para quien “José Gregorio no podía hacer menos que manifestarse en el seno de una familia pobre y sencilla”.

“Cuando empieza la fase romana es cuando se necesita la pericia de un buen postulador” dijo la primera semana de mayo Barracchini, también Vicario Episcopal de Santidad de la Arquidiócesis de Caracas, durante una conferencia, organizada vía telemática por la Academia de Ciencias Políticas, sobre las gestiones que tomaron gran impulso con la abogada Correale, de quien se dice que es muy cercana al papa Francisco.

El padre Barracchini ofreció los detalles del proceso que tomó 71 años, desde que el sobrino de José Gregorio Hernández, Ernesto Hernández Briceño, solicitó su inicio en 1949.

Explicó que “milagro es toda acción que va contra todas las leyes físicas conocidas y tiene que tener estas características: inmediato, duradero en el tiempo, irreversible y completa”, como ocurrió con la recuperación de la niña Yaxury Solórzano.

(Ver también: #Infografía. José Gregorio Hernández, largo camino a la santidad)

Barracchini señaló que una de las características de los santos es que “viven sus virtudes de manera exagerada. No basta la bondad normal, es necesario haber vivido de manera heroica, el amor, el perdón”, y fue el caso de José Gregorio que vivió de manera heroica las virtudes teologales y las que están anexas. Por ejemplo, el amor como virtud teologal, y la prudencia como virtud anexa”.

Afirmó no tener la menor duda de que no será difícil encontrar y sustentar el milagro para el siguiente paso hacia los altares.

 “Tenemos al empuje del cardenal, el milagro de José Gregorio lo vamos a encontrar porque hay montones, hace milagros todos los días. Yo, que soy el párroco de La Candelaria, lo sé, son cientos de personas trayendo sus testimonios. No va a ser difícil conseguir el milagro para la canonización”.

Sobre los actos oficiales para la beatificación, el párroco de la iglesia La Candelaria dijo que en el año 2007, el papa Benedicto XVI estableció que se hacen en el lugar donde murió la persona y al Papa lo representa el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

“Estamos esperando que el cardenal Giovanni Angelo Becciu venga, pero no descartamos que sea nuestro amado cardenal Pietro Parolín, quien fue Nuncio, quien nos acompañe en esta ceremonia”.

También el cardenal Baltazar Porras, en ocasión de la misma conferencia de la Academia en la que participó Barracchini, invitó a promover una campaña nacional, como la que hubo para preparar la primera visita del papa Juan Pablo II de 1985, de modo que la beatificación de José Gregorio Hernández dé pie a una misión, no solo catequética y doctrinaria, sino de inspiración de valores para los jóvenes.

Desde ya tenemos que prepararnos bien, para no dejarnos robar lo que es propiedad nuestra, ni siquiera es propiedad de la iglesia, sino de todo el pueblo venezolano”, dijo el administrador apostólico de Caracas, en alusión directa a sectores políticos que quieren sacar provecho de la beatificación.

El también arzobispo de Mérida recalcó la diferencia que existe entre “ser santo y que lo hagan a uno santo”. “No basta, si no hay reconocimiento de la comunidad, por parte de un país, como es el caso de José Gregorio Hernández”. Prueba de ello, añadió, es que el proceso en el Vaticano ha avanzado por la presión y la devoción de todos estos años.

“El protagonista es y seguirá siendo José Gregorio Hernández y lo que es su significado, pero esto requiere de nosotros una gran participación. Tendremos que darnos unos meses, por la pandemia y por la situación del país, para el acto mismo de la beatificación en Caracas, que pudiera ser el primer trimestre de 2021”, ratificó Porras.

“Con José Gregorio se recupera el papel de la ciencia”

Conferencias y escritos sobre José Gregorio Hernández siguen siendo recurrentes en los recintos académicos y sus publicaciones. Así, la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, la Academia Nacional de Medicina y la Facultad de Medicina de la UCV, dedican importantes espacios a analizar y reconocer sus aportes científicos y docentes, como pionero de la enseñanza científica y la introducción de las tecnologías más modernas para la época.

Desde 1947, el Instituto de Medicina Experimental de la Universidad Central de Venezuela lleva su nombre y existe el concurso bienal para los estudiantes de Medicina, auspiciado por la Academia Nacional de Medicina y la “Fundación José Gregorio Hernández”, que otorga el “Premio Doctor José Gregorio Hernández”.

“El Dr. Hernández es considerado el impulsor y pionero de la verdadera docencia científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio”, escribió uno de sus biógrafos, el médico Miguel Yáber Pérez.

Con motivo del centenario de su muerte, en junio de 2019, la Academia Nacional de Medicina y la UCAB, de forma conjunta, rindieron homenaje a quien fue uno de los 35 fundadores de esa corporación, en 1904. Fue pionero de tres especialidades: histología normal y patológica, bacteriología y fisiología experimental y estudió los males endémicos, como el paludismo, la fiebre amarilla, la tuberculosis y la lepra. Aprendió, en París, Berlín y Madrid, técnicas científicas de Louis Pasteur y dos ganadores del premio Nobel, Charles Richet y Santiago Ramón y Cajal, entre otros.

“Recuperar la figura José Gregorio es recuperar el papel de la ciencia, es recuperar el papel de la docencia universitaria, es recuperar esa capacidad de hacer escuela, ese empeño por poner el conocimiento al servicio del país. Su santidad tiene que ver con ese compromiso espiritual tan profundo con los demás, movido por esa fe, pero explotando sus talentos. José Gregorio fue santo porque fue un médico ejemplar, fue santo porque fue un hombre entregado. José Gregorio fue santo porque puso toda su gran riqueza humana al servicio de los demás. Ahí radica esa profunda santidad”, dijo en esa ocasión el rector de la UCAB, reverendo padre Francisco José Virtuoso s.j..

Más recientemente, en mayo de 2020, el expresidente de la Academia de Medicina, Rafael Muci-Mendozaestudioso de los aportes científicos del beato y de sus virtudes clínicas, señaló varios de los aportes que dejó el galeno como científico y ciudadano.

“La obra cumbre de Hernández en el campo científico la constituye su labor como docente, caracterizada por su ética profesional y vocación social. Es entonces cuando comienza la enorme y fecunda trayectoria del médico, sabiendo ser a la vez investigador, profesor, médico, científico, filósofo, artista, un hombre intachable dispuesto a servir al prójimo, en fin, un santo (…) Hombre bueno y científico, paradigma de compromiso, decisión, moral y ética, ejemplo para las jóvenes generaciones”.

 

La médico María Isabel Giacopini de Zambrano escribió, en la revista Tribuna del Investigador, que como docente, José Gregorio Hernández  “se adelantó a los tiempos» y así como «trajo las bases fundamentales para la enseñanza de una medicina científica, también practicó y transmitió a sus alumnos lo que hoy llamamos principios de la Bioética aplicados a la investigación científica, establecidos en el Código de Ética para la Vida, Capítulo III, Normas para la utilización de los animales en investigación”.

En ese sentido, la doctora mencionó otra de las cualidades del Dr. Hernández, a partir del testimonio del Dr. José Izquierdo, quien fuera uno de los discípulos del hoy beato: “su bondad hasta los animales, nos insinuaba con ahínco, como un dolor moral, que todo experimento debe ser hecho bajo anestesia clorofórmica, aunque se tratase de los animales más viles o en apariencia más insensibles, y así nos demostraba como se dormía una rana o una sanguijuela, echando unas gotas de cloformo en el agua en que estaban sumergidas”.

♦Texto: Elvia Gómez/Foto apertura: El Impulso

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