El Voluntariado de la UCAB pasó revista, este miércoles 19 de agosto, a sus logros del semestre académico que recién acaba y que se desarrolló en el marco de la pandemia, lo que les obligó a replantear sus métodos de trabajo para adaptarlos a las características nacionales, que implican, entre otros aspectos, limitaciones en la conectividad de Internet y fallas eléctricas.

Obtuvieron aprendizajes que, dijeron, aspiran profundizar mientras el confinamiento y la distancia social se mantengan, lo que incluye seguir fortaleciendo los vínculos con otras obras de la Compañía de Jesús para potenciar los alcances de su labor.

En un encuentro virtual, titulado “Compromiso social en tiempos de pandemia. El fortalecimiento del tejido social no se detiene”, la directora de Proyección y Relaciones Comunitarias de la Extensión Social de la UCAB, Adle Hernández; la coordinadora de Organización Comunitaria, Eduvigis Sánchez, y la coordinadora del Voluntariado UCAB, Maritza Catanho, compartieron con la invitada y egresada de la UCAB, Heryca Colmenares, quien desde México relató sus experiencias con un proyecto particular llamado Foco Educativo.

Catanho precisó que este semestre, “aprovechando la flexibilidad que da la virtualidad llegamos a casi 600 beneficiarios con 114 voluntarios, pero queremos llegar a más espacios aliados y llegar a un mayor número de adultos mayores”.

Asimismo, los estudiantes Karen Lobo, John Martínez, Wuilker Peña y Juan Eugenio actuaron como portavoces de sus respectivos grupos de voluntarios de las escuelas de Ingeniería, Psicología y Derecho. Ellos relataron los aprendizajes obtenidos de la comunidad de La Vega, donde este año, entre otros proyectos, se ejecutó una labor conjunta entre el Voluntariado de Psicología y el Centro de Clínica Jurídica para que jóvenes de una institución educativa de la parte alta de esa parroquia aprendieran a identificar y combatir la violencia escolar.

Al cierre del encuentro, Adle Hernández quiso destacar las “experiencias retadoras” a las que debieron hacer frente los voluntarios de la UCAB y agradeció “su esfuerzo, su trabajo, su compromiso, su dedicación”.

“Sabemos que nuestro país atraviesa una situación bien difícil, además, nuestros estudiantes están adaptándose a una modalidad de aprendizaje en línea y, sin embargo, todos hemos logrado salir adelante. Es importante hacer análisis del contexto, de la resistencia a la frustración, aprender de la experiencia, cómo modificar nuestra acción en función de esa realidad. Otra cosa que se evidencia de esta revisión es el trabajo en equipo, las redes de apoyo. Todos los que hacemos trabajo social sabemos que el vínculo es la piedra angular de todo el trabajo que hacemos, sin el vínculo con el aliado estamos perdidos y estamos haciendo reingeniería de ese vínculo”, dijo la directora de Proyección y Relaciones Comunitarias de la Extensión Social de la UCAB.

Aunque no intervino en el encuentro, hubo palabras de reconocimiento para la labor de la profesora Nancy Castro, coordinadora de Responsabilidad Social de la Escuela de Derecho.

 

 

 

“Voluntariado ucabista mitiga las desigualdades”

Heryca Colmenares destacó en su intervención que, en la actualidad, la tendencia mundial es la de dar relevancia al impacto social en las comunidades como un elemento de medición en los rankings universitarios, “y la UCAB tiene muchos años haciendo eso”. Además de la importancia de trabajar en el fortalecimiento del tejido social, explicó que actualmente los empleadores valoran cada vez más las llamadas habilidades blandas, que en el caso de los estudiantes las desarrollan en actividades como el voluntariado social, lo que debe ser aprovechado para fortalecer sus perfiles curriculares.

Colmenares hizo una analogía sobre la construcción del tejido social y las colonias de hormigas, que serían los diferentes grupos sociales que interactúan y se fortalecen mutuamente. Ejemplo de esto, mencionó el aporte de los voluntarios de la UCAB que asumieron cubrir las vacantes dejadas por profesores de matemáticas en bachillerato y que permitieron a los cursantes de la secundaria cumplir sus objetivos.

“En términos de desigualdad, rezago e inequidad, que los estudiantes de la UCAB hayan asumido dictar esa materia es invalorable: para esa escuela, porque garantizó la calidad y los mínimos necesarios de modo que los muchachos terminen sus estudios, y para las familias y la sociedad es un costo muy alto el rezago, por eso hay que resaltar ese trabajo de la colonia de hormigas en estos contextos y en estos círculos tan debilitados de relaciones familiares y comunitarias. Las acciones del compromiso social de los estudiantes de la UCAB mitigan las desigualdades y por eso el tejido social no se ha pulverizado”.

Eduvigis Sánchez, educadora, especializada en Procesos de Aprendizaje, hizo un balance de las experiencias adquiridas en los últimos meses desde su departamento. Sobre esa base identificó cinco fases emocionales del proceso vivido por todos durante la cuarentena obligatoria: incertidumbre y confusión (1), desconcierto (2), oposición y aislamiento (3), rabia y tristeza (4), y adaptación (5). Aunque dejó claro que todavía son muchas las preguntas para las que no tienen respuesta “este camino recorrido nos puede indicar cómo actuar en el próximo semestre”.

Sánchez también mencionó el peso que para alcanzar los objetivos tuvo el vínculo de confianza entre las comunidades donde se hacen las intervenciones y la UCAB, así como el compromiso y el sentido de pertenencia de los estudiantes ucabistas con el Voluntariado.

Crear estrategias de aprendizaje a distancia requiere tiempo, formación, creatividad y flexibilidad”, comentó la coordinadora de Organización Comunitaria, quien citó entre los aprendizajes recogidos con la comunidad está el de producir materiales didácticos entretenidos y que respondan a las limitaciones de la conectividad, de modo que sean breves y de baja resolución para que no consuman muchos datos.

Maritza Catanho, la coordinadora del Voluntariado UCAB, coincidió con Sánchez en que al principio del período tuvieron que hacer frente a “un momento de dispersión y confusión”, pero fue superado. Entre los logros alcanzados desde su coordinación mencionó: permanecer presentes en la comunidad con las actividades de las distintas escuelas y el grupo de teatro Medatia; aprender nuevas formas de intercambio con plataformas digitales y nuevos formatos para el intercambio, como infografías y audiocuentos, algunas de ellas con propósitos lúdicos. También hubo fusión de conocimientos, como la adaptación de las clases de matemáticas en bachillerato con aspectos de economía. Como “una sorpresa”, destacó Cantanho, la oportunidad que tuvo un grupo de voluntarios ucabistas de ir a Maracaibo a participar en un plan vacacional del proyecto Casa de los Muchachos, con el Movimiento Juvenil Huellas, de la Compañía de Jesús.

La profesora Mariana Campos, coordinadora del Voluntariado de la Escuela de Derecho, explicó detalles del proyecto que ejecutaron para combatir la violencia escolar.

“Quisimos hacer conciencia en la comunidad sobre la violencia escolar desde el punto de vista jurídico, a través de herramientas virtuales, videos, cuestionarios y adaptamos la dinámica a Facebook en los horarios que convenían a la comunidad, y algunos padres se incorporaron al grupo. Vimos que los muchachos tienen servicios precarios para comunicarse y nos adaptamos. La primera etapa del proyecto fue de diagnóstico, muchos de ellos no sabían que eran sujetos de violencia escolar. Nosotros no contábamos con las herramientas didácticas necesarias y para esto fue fundamental la Dirección de Proyección y Relaciones Comunitarias que nos indicó qué lenguaje usar. También nos acercamos a la Escuela de Psicología y su Voluntariado, con ellos tuvimos un taller de primeros auxilios psicológicos. La segunda fase del proyecto fue atender casos puntuales de violencia escolar, nosotros desde el punto de vista jurídico y ellos desde lo psicológico”.

♦Texto: Elvia Gómez. Fotos: Elvia Gómez (capturas de pantalla) y archivo