Con una misa especial, el sábado 31 de julio, Día de San Ignacio, la UCAB dio inicio a la celebración mundial del año jubilar por los 500 años de la conversión de Ignacio de Loyola. En la ceremonia también consagraron sus votos definitivos cuatro sacerdotes jesuitas

La capilla María Trono de la Sabiduría, del campus Montalbán, fue el escenario para la eucaristía oficiada por el padre Rafael Garrido -provincial de los jesuitas en Venezuela- y concelebrada por el rector de la UCAB, Francisco José Virtuoso, la mañana del sábado 31 de julio. 

La misa se organizó en honor a los 500 años de la conversión de Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, congregación a la que está confiada la UCAB desde que abrió sus puertas, en 1953. En nombre de la Conferencia Episcopal Venezolana, asistió su secretario general, monseñor José Trinidad Fernández.

Durante la ceremonia profesaron sus votos de consagración definitiva los sacerdotes César Muziotti, Eduardo Soto, Yovanny Bermúdez y Oscar Buroz, quienes también forman parte del cuerpo docente y administrativo de la universidad. 

La celebración eucarística estuvo acompañada por una selección de piezas sacras y laicas, interpretadas especialmente para la ocasión por músicos venezolanos. 

Además de la música y la oración, los asistentes fueron bendecidos con la presencia, en el altar, de una de las reliquias del beato José Gregorio Hernández. 

 

Reflexión y discernimiento para renovar el compromiso

El 20 de mayo de 2021 arrancó en todo el mundo la celebración del quincentenario de la conversión de Ignacio de Loyola, quien ese día- pero de 1521- dio inicio al proceso de profundización de su fe católica, luego de sufrir una herida en la pierna durante la batalla de Pamplona, en la que luchaba como soldado para defender al rey de España de las tropas francesas.

Con el fin de conmemorar esta fecha, la Compañía de Jesús ha extendido la invitación para renovar y practicar a lo largo del año 2021-2022 la filosofía ignaciana.

“Entendemos el año ignaciano como una oportunidad para profundizar en nuestras raíces y en nuestra vocación. Estoy convencido de que el principal regalo de Dios a la Iglesia, a través de San Ignacio de Loyola, fue su espiritualidad. En sentido cristiano, es esa capacidad de cultivar la familiaridad con Dios sintiéndonos seguidores de Jesús de Nazareth”, explicó el rector Virtuoso durante la homilía. 

El sacerdote recordó que la mayor enseñanza de San Ignacio es encontrar a Dios en todas las cosas y que para ello dotó a los humanos con la capacidad de discernimiento.

“Como dice el papa Francisco, el discernimiento no consiste en acertar siempre desde el principio; es tener una brújula para emprender el camino que tiene muchas vueltas”.

El rector expuso que este año la Compañía de Jesús no se ha propuesto realizar grandes celebraciones conmemorativas. En cambio, está organizando un amplio programa de encuentros, talleres, debates y foros para repensar sobre la construcción del futuro inmediato. 

Resaltó que la importancia de la universidad, en medio de la marcada crisis que atraviesa el país, los desafíos de la cultura común y la pandemia, es ser una casa de resistencia y esperanza frente a la adversidad.

“Nos hundimos como país. Es la triste realidad. La universidad como institución resiste los embates del sistema de gobierno, que se ha empeñado en reducir su autonomía y capacidad de acción. Hoy la institución universitaria necesita declararse en reflexión y discernimiento permanente. (…) Se trata de entender, comprender, ajustarse y transformar esa realidad apostando en nosotros. Es un gran desafío histórico”.

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Se es jesuita para cuidar a los demás

El provincial Garrido aprovechó la consagración de los votos de los cuatro padres jesuitas para exponer a los presentes el programa y los alcances de la Compañía de Jesús.

“Como lo manifestó el padre Arturo Sosa, superior general de los jesuitas, nadie se hace jesuita para que lo cuiden. El que se hace jesuita es porque quiere cuidar a los demás. Es decir, no podemos estar centrados en nosotros como el foco de la misión. La compañía universal quiere caminar junto a los pobres en una misión de reconciliación, además de acompañar a los jóvenes en la construcción de un futuro esperanzador y velar por el cuidado de la casa común”.

Manifestó su emoción y felicitó a las personas que vocacionalmente prestan sus servicios en las distintas obras de la Compañía de Jesús. Entre ellas, destacó la labor del talento humano de la UCAB.

“Ustedes son personas que ven el trabajo no solo como un medio de vida sino como un modo de vivir. De hacer el bien para combatir el mal que hoy nos invade como personas, familia y país”. 

Tras finalizar la ceremonia, más de 50 sacerdotes jesuitas se reunieron para una fotografía oficial de reencuentro. En el grupo se encontraban miembros de la congregación de distinta generación, lo cual fue calificado por el provincial como una «oportunidad única y afortunada de reunir a un grupo tan heterogéneo, sobre todo en tiempos de pandemia».

A continuación, una galería de fotos de la eucaristía.

♦ Texto: Keyla Brando | Fotos: Manuel Sardá