La abogada María Lidia Álvarez, experta en derecho administrativo y auditoría con más de 30 años de experiencia, asumió el cargo anteriormente ocupado por la profesora Milena Liani, con la visión de optimizar el funcionamiento de la dependencia académica

María Lidia Álvarez nunca ha abandonado los pasillos de la Universidad Católica Andrés Bello; para ella, la institución “ha sido como mamá y papá”. Egresó como abogada en la promoción de 1989 y, desde entonces, ha seguido su desarrollo intelectual en esta casa de estudios: primero con una especialización en Derecho Administrativo, luego con una maestría en Derecho Constitucional y, actualmente, con un doctorado en Derecho, del cual es tesista.

Tras su paso por el área de auditoría interna en el sector público y 14 años de docencia en pregrado y postgrado, el 1 de diciembre de 2021 asumió como directora de la Escuela de Derecho, en sustitución a la profesora Milena Liani.

 

Como jefa de cátedra y profesora de Teoría General del Derecho, desde 2007, Álvarez tuvo un primer acercamiento a los estudiantes con una materia que, dice, representa una introducción fundamental a la carrera: Es una ventana o un paneo general de todo lo que va a ser el trayecto de los estudiantes por la escuela y de todas las cosas que van a ver a lo largo de diez semestres”.

Si bien comenzó su trabajo profesional en el libre ejercicio, la abogada de 55 años progresivamente empezó a recibir casos vinculados al derecho administrativo y servicio público. Así, fue ascendiendo en su oficio, de asesora en el Instituto de Transporte del Municipio Sucre, a auditora en jefe en el mismo organismo; la experta renunció a este cargo en noviembre de 2021, tras 12 años de labor ininterrumpida.

Hay gente que ve a los auditores como unos policías malos, siempre buscando fastidiar, cuando lo cierto es que tendemos a apoyar y ser más que eso. Nuestra visión y trabajo se basan en coadyuvar y ser auxiliares en una serie de operaciones”. 

 

Álvarez destaca que esta figura tiene como misión “que no se cometa ningún tipo de irregularidades y que la gente pueda seguir sus operaciones en sus empresas”. Señala que su experiencia en esta área “no pasará bajo la mesa” con sus nuevas funciones pues, a su criterio, la dirección de una escuela guarda similitudes con su labor anteriormente ejercida.

“El director está allí también para supervisar, para vigilar que los procesos se cumplan. Además, contaba con gente a mi cargo. Ahora, soy responsable de un equipo maravilloso del cual estoy muy orgullosa que me hayan recibido”.

Una responsabilidad heredada, en medio de la pandemia

La profesora Álvarez deja claro que, en su nuevo rol dentro de la UCAB, lo fundamental será mantener la Escuela y la Facultad como un sistema engranado.

“Todo se trata de un concierto: primero, de parte de la Dirección, los coordinadores, el personal administrativo, los profesores y los mismos estudiantes. Es un engranaje importante interno, pero también un engranaje con el resto de la universidad, la Facultad, el Decano, y la Escuela de Derecho de Guayana. Tenemos que tratar de propiciar y lograr la excelencia, trabajando todos para que la escuela progrese y -además- la UCAB progrese conjuntamente”.

Sobre la gestión de Milena Liani, su predecesora -a quien, dice, le tocó estar al frente en épocas difíciles, incluidos los primeros dos años de la pandemia por coronavirus- resaltó la herencia que recibe de un equipo de personas comprometidas y dedicadas.

“De la profesora Liani rescato, también, ese don de gente que tiene y su colaboración en este proceso. Y claro, hay cosas sumamente importante y valiosas que dejó y beneficiaron a todos los integrantes de la Escuela y de la Facultad de Derecho. Sin embargo, buscaremos avanzar en otras, partiendo del piso que ella dejó, porque pudieran ser optimizadas”.

Como nueva responsable de la Escuela de Derecho, María Lidia Álvarez agradeció al decano de la Facultad de Derecho, Jesús María Casal, y al resto de las autoridades. Aspira a una gestión en la que los docentes den sus materias a gusto y cumpliendo responsabilidades; que los alumnos se sientan felices y agradecidos de estar en la universidad y “que piensen en este viaje como parte de su futuro, de un futuro más amable y exitoso”.

♦Texto: Daniel De Alba Suárez / Fotos: Manuel Sardá