Juan Carlos Romero, director de la Unidad de Psicología Padre Luis Azagra de la UCAB, ofrece detalles que revelan la conexión entre un receso del trabajo y el bienestar mental y físico. Además, advierte sobre la importancia de tomarse tiempo para satisfacer esta «imprescindible necesidad humana»

Llegó el período de vacaciones; pero, ¿en realidad llegó? Pues debería, nos apresuramos a decir. Aparear la palabra deber o sus derivados con las vacaciones parece incurrir en una contradicción. No obstante, forzaremos el uso. Quizá solo hay tres deberes asociados con las vacaciones: tomarlas, regirlas por la libertad de decisión y abandonar, en lo posible, la exigencia de doblegarse ante el reloj. En las líneas que seguirán argumentaremos en torno a la relevancia de tomar las vacaciones, desde la perspectiva que nos brinda la psicología. Pero antes insistiremos en los otros dos deberes.

Experimentar esa forma de libertad que representa decidir qué hacer con nuestro tiempo, sin someternos a instrucciones de terceros, constituye una potestad básica e irrenunciable adscrita a la definición elemental de las vacaciones. La condición paupérrima del país parece haber impuesto un discurso del eterno sacrificio: para salir de la oscuridad de la crisis no queda otra sino entregarnos a la dedicación ilimitada al trabajo.

Por supuesto que la situación venezolana demanda abnegación y la supervivencia individual y familiar imponen sobresfuerzos. Sin embargo, la idea que con frecuencia se nos extravía del análisis es que ese sacrificio no sólo es perfectamente compatible con la necesidad de cuidarnos a través del descanso periódico, sino que, como veremos en seguida con mayor detenimiento, las vacaciones  fortalecen la capacidad para trabajar con foco y motivación. Quizá se impone una tarea social nada desdeñable en este momento: transmitir con énfasis que el descanso no es sinónimo de indulgencia consigo mismo o flojera. Más bien es señal de autorrespeto.

Esta tarea resulta más urgente si consideramos una entre muchas de las consecuencias que trajo la pandemia. Nos referimos al hecho de que el impulso del trabajo remoto propició que se borraran las fronteras entre aquello que definimos como períodos laborales y los que corresponden a la vida personal y familiar. El respeto de las vacaciones, así como de los fines de semana y días festivos, constituye una vía insustituible para enfrentar esta tendencia.

Luego, las vacaciones representan el momento perfecto para perder el tiempo. Se trata del período cuando nada, o casi nada, debería someterse a la presión del contrarreloj. Escojo qué hacer y, sobre todo, decido cuándo hacerlo.

Enseguida sintetizaremos beneficios bien establecidos dentro del campo de la psicología y la medicina asociados con las vacaciones. Confiamos que bastarán unos pocos ejemplos para robustecer el argumento.

Las vacaciones protegen nuestra salud corporal

Quienes se acogen a los períodos vacacionales presentan un menor riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Algo tan serio como la proporción de infartos al miocardio o de anginas de pecho tiende a reducirse en las personas que toman vacaciones con regularidad y frecuencia.1

También resulta patente cómo disminuye la inclinación a responder fisiológicamente a los estímulos estresores, aun cuando falten semanas para las vacaciones previstas. Este descenso posee mucha relevancia para moderar el riesgo de la aparición del síndrome metabólico (constelación de problemas de salud que reúne índices elevados de colesterol, aumento de los niveles de glicemia en sangre, presión arterial elevada y un exceso de grasa en el vientre). El síndrome metabólico se asocia a su vez con diabetes tipo 2, accidentes cerebrovasculares e infartos cardíacos. 2

Finalmente, con tan sólo dos o tres días de vacaciones ya es posible observar que la mayoría de las personas suma una hora de sueño de calidad al tiempo total que duerme por noche. Esta clase de efectos posee una trascendencia general que hoy día resulta aún más deseable si tomamos en cuenta los frecuentes trastornos del sueño que los psicólogos y psiquiatras recogemos entre las quejas principales de quienes acuden a consulta luego de la pandemia. 

Las vacaciones fortalecen la vinculación con el trabajo

Permanecer comprometidos con el trabajo depende en parte de condiciones externas, como el refuerzo de terceros o la obtención de un sueldo (motivación extrínseca), pero, sobre todo, está  sujeto a factores que emanan de la propia persona; tal es el caso del interés por lo que se realiza, la satisfacción que las tareas producen y el significado que se les otorga desde el punto de vista de los valores y de la manera como se concibe la vida. Para esto último se reserva el término de motivación intrínseca.

Existen datos empíricos que recogen una merma de la motivación intrínseca cuando se trabaja en períodos que generalmente se consideran no laborables.  La explicación apunta a que se crea un conflicto íntimo entre las metas personales y las profesionales, de forma que el trabajo deja de concebirse como una actividad que puede disfrutarse. Lo que venimos mostrando delinea una conclusión que conviene no ignorar: la posibilidad de llegar a disfrutar del trabajo se configura sobre al base del tipo de actividades que llevamos a cabo, pero también depende de cuándo nos involucramos con ellas.3

Las vacaciones refuerzan el bienestar psicológico

Aun las vacaciones que se restringen a unos pocos días contribuyen a disminuir el estrés.4 Es un hallazgo consistente que reviste importancia. Sin embargo, los beneficios no se circunscriben a ello. También se aprecia una reducción de los niveles de hostilidad y de la carga ansiosa que la personas puedan llevar consigo.

El alejamiento de la rutina y la experiencia de reservarse un tiempo que se maneja de forma autónoma tonifica la capacidad para aprender. Cuando las personas se hallan en un estado de relajación es más probable que se afiance el conocimiento. 5 Además, las vivencias gratas y novedosas que alteran la rutina, propias de las vacaciones,  derivan con frecuencia en una flexibilidad de pensamiento a través de la cual es más factible integrar estímulos diversos y establecer puentes entre posiciones que antes parecían excluyentes.

Las vacaciones son una oportunidad para desplegar la fantasía y la capacidad para sumergirse en ensoñaciones a través de las cuales proyectemos a futuro las metas que deseamos alcanzar.

¿Hacia dónde conduce la sumatoria de los beneficios?

Pensamos que con esta síntesis parcial de consecuencias positivas bastaría para propiciar que los lectores consideren acogerse de manera escrupulosa a los períodos vacacionales.

Con el fin de hacer justicia al verdadero impacto de los beneficios, queremos cerrar apelando a la integración de algunas de las provechosas consecuencias de tomar vacaciones.

Para ello ofrecemos una ecuación que nos parece diáfana: una mejor salud mental, junto con un equilibrio más satisfactorio entre el trabajo y la vida personal, aunado a la disminución de las presiones vinculadas con el tiempo, contribuye en definitiva a mejorar la satisfacción con la vida.6

Creemos que esta es una meta muy valorable a la cual puede abonar la convicción de cada trabajador para acogerse a las vacaciones, así como la decisión responsable de las distintas organizaciones cuando crean el marco institucional requerido para satisfacer esta imprescindible necesidad humana.

♦Texto: Juan Carlos Romero/Fotos: Freepik (situacionales) y Manuel Sardá (retrato Juan Carlos Romero)


Referencias

  1. Gump B, Matthews K. (2000): Are vacations good for your health? the 9 year mortality experience after the multiple risk factor intervention trial. Psychosom Med, DOI: 10.1097/00006842-200009000-00003
  2. Bryce Hruska, Sarah D. Pressman, Kestutis Bendinskas & Brooks B. Gump (2019): Vacation frequency is associated with metabolic syndrome and symptoms, Psychology & Health, DOI: 10.1080/08870446.2019.1628962
  3. Laura M. Giurge and Kaitlin Woolley (2020) ,»Can’T Catch a Break: When Working During Time Off Undermines Intrinsic Motivation», in NA – Advances in Consumer Research Volume 48, eds. Jennifer Argo, Tina M. Lowrey, and Hope Jensen Schau, Duluth, MN : Association for Consumer Research, Pages: 365-366.
  4. Robinson, A. (2017, July). Four reasons to take a vacation. Psychopharmacology and Substance Abuse Newsletter. Recuperado de https://www.apadivisions.org/division28/publications/newsletters/psychopharmacology /2017/07/vacation
  5. Caroline Castrillon (2021). Why Taking Vacation Time Could Save Your Life. Forbes. Recuperado de https://www.forbes.com/sites/carolinecastrillon/2021/05/23/why-taking-vacation-time-could-save-your-life/?sh=67e5130324de
  6. Margo Hilbrecht & Bryan Smale (2016): The contribution of paid vacation time to wellbeing among employed Canadians, Leisure/Loisir, DOI: 10.1080/14927713.2016.1144964