Escrito por la curadora María Luz Cárdenas y el periodista Carlos Delgado Flores, el volumen se acerca al trabajo que, durante 28 años, desarrolló la periodista y gestora cultural como directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas

La editorial de la Universidad Católica Andrés Bello, abediciones, publicó  «El MACCSI, un museo diferente»,  libro que repasa detalles históricos y anecdóticos relacionados con la concepción, evolución y trayectoria del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas durante la gestión de la periodista y gerente cultural, Sofía Ímber, quien fundó el recinto en 1973 y ejerció como su directora hasta 2001, cuando fue despedida por el entonces presidente de la República, Hugo Chávez.

Para bautizar formalmente este volumen, el pasado 7 de marzo las autoridades universitarias, el equipo de la editorial,  además de personalidades del mundo cultural que conocieron a Ímber, se dieron cita en la sala que lleva su nombre, ubicada en el primer piso de la biblioteca de la universidad. 

 

El libro, de 145 páginas, fue escrito por dos testigos de excepción: María Luz Cárdenas, docente universitaria, investigadora, curadora de arte y quien fuera directora del Departamento de Investigación y Curaduría del Museo entre 1978 y 2001; y Carlos Delgado Flores, periodista, investigador, docente universitario y quien estuvo adscrito a la Dirección del MACCSI entre 1996 y 2001.

Además, el texto cuenta con el prólogo de Víctor Guédez, educador, crítico de arte y exmiembro de la junta directiva de importantes instituciones culturales como la Galería de Arte Nacional, el Museo de Bellas Artes de Caracas y el Museo Alejandro Otero.

 

Durante la presentación, Imelda Cisneros -ministra de Fomento entre 1990 y 1992, además de miembro de la Junta Directiva del MACCSI entre 1993 y 2003- ofreció unas emotivas palabras de agradecimiento por la realización de esta «necesaria» publicación.

Se refirió al rumor que circuló en 2022 sobre el cierre del museo y recordó que llamó a Adriana Meneses, hija de Ímber: «Le dije: ‘esto no lo podemos aceptar’ y Adriana, con su fascinante sencillez, su estilo sensato, pausado y tolerante me dijo: ‘eso no va a pasar’. Pero categórica, agregó que ‘ahora más que nunca hay que contar la historia del MACCSI’». 

 «El museo de Sofía Ímber»

Aunque desde 2006 el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas no lleva el nombre de su fundadora, Víctor Guédez hizo una afirmación que deja claro el espíritu del libro, así como la historia del centro expositivo: «hablar de Sofía es hablar del Museo de Arte Contemporáneo y hablar del Museo de Arte Contemporáneo es hablar de Sofía…Si bien es cierto que Sofía precedió al MACCSI, no es menos cierto que el MACCSI superó a Sofía y que, al final, cuando uno hace memoria lo primero que se viene a la cabeza sobre el museo es Sofía. Es imposible establecer una diferenciación».

«Sofía aliviaba su vida con el arte, pero ella vivía con el museo. Y eso es algo incontrovertible para todos aquellos que convivimos y que fuimos testigos de la labor de Sofía. Está la sensación de que ella se hacía mientras ella hacía el museo. Ella vivía todo lo que lograba siempre con un sentido de oportunidad, con el olfato de qué es lo que tengo que aprovechar para que pueda redimensionar al museo», añadió Guédez.

Y es que, según señalan los autores, Sofía Ímber consolidó al MACCSI como un referente nacional de lo que debía hacer una institución museística.  De acuerdo con María Luz Cárdenas, la gerente  cultural -conocida como «intransigente» por su carácter e ímpetu- fue motor y responsable de muchas de las iniciativas que se desarrollaron para el público, entre ellas la creación en los espacios del museo de la primera biblioteca pública de arte del país, la organización de visitas guiadas, actividades para niños y personas de las comunidades cercanas, charlas y encuentros con artistas, muchos de los cuales tuvieron oportunidad de exponer su obra en alguna de las 16 salas.

«Más que como un bloque organizativo, el museo propuso desempeñarse como un modelo de vida, una manera de abrir nuestras relaciones con el mundo, enfocando su objetivo en la calidad y con el precepto de proporcionar una experiencia ligada a la excelencia que nos apartase de los esquemas tercermundistas que han asediado desde siempre el modo de funcionar en países como el nuestro. La creación y desarrollo del MACCSI jamás se orientó por estándares mecánicos, sino por la más absoluta convicción de que es posible mejorar al ser humano mediante la convivencia con la creación y la apreciación del arte», describe Cárdenas en una de las páginas del libro.

 

Por su parte, Carlos Delgado Flores  apunta, entre otros temas, las dimensiones e importancia de la colección que llegó a armar Sofía Ímber para el MACCSI. Refiere que, para 1998, el museo disponía de «3.357 obras, 1.968 de artistas internacionales y 1.389 de artistas nacionales, 466 pinturas, 267 esculturas, 635 dibujos, 461 fotografías, 1.324 gráficas y 205 obras realizadas en otras técnicas artísticas».

Delgado también menciona el «reconocido ojo» de Sofía «para identificar cuándo una obra era buena y cuándo no», una visión que permitió incorporar a las bóvedas del MACCSI valiosas piezas de artistas nacionales e internacionales como Pedro León Zapata, Francisco Narváez, Richard Smith, Wen Ying Tsai, Gego, Víctor Vasarely, Francis Bacon, Carlos Cruz-Diez, Jesús Soto, Alejandro Otero, Pablo Picasso, Alfredo Boulton, Jacobo Borges, Miguel von Dangel, George Segal,  Fernando Botero, Joseph Beuys y Armando Reverón .

«Eso significaba realmente un gran trabajo: conformar una colección pieza por pieza no se hace completando períodos históricos, estilos o genealogías de las vanguardias estéticas, sino como un ejercicio constante de la mirada. Implica conocer la trayectoria de numerosos artistas, poder ver esas obras desde la perspectiva del conjunto que se va conformando, poder imaginar, incluso, qué curso tomará la producción, para ‘intuir’ dónde puede estar esa obra en un conjunto futuro, qué dirá más adelante, cuáles son sus posibilidades», menciona Delgado Flores en el texto, en el que también hace referencia a la «astucia», «persistencia» y «habilidades de negociación» que utilizó Ímber para adquirir obras de gran importancia.

 

Un orgullo editorial para la UCAB

Para el director adjunto de abediciones, Jonathan López, no es casualidad que la editorial haya publicado un título sobre el labor de Sofía Ímber, mucho menos cuando la UCAB cuenta con una sala de lectura que lleva el nombre de la periodista y tiene parte de los libros que le pertenecieron, los cuales fueron donados por la familia tras su fallecimiento en 2017. «Qué mejor que este libro donde se retrata todo el trabajo que hizo Sofía durante toda su estancia al frente del MACCSI, institución que fue un ícono de la parte pictórica y escultórica en el país», dijo.

López precisó que, además de los textos de Cárdenas, Delgado y Guédez, la publicación contiene una selección de fotografías del museo, que van desde los planos arquitectónicos, pasando por imágenes de su construcción e inauguración hasta el registro de diferentes exposiciones. La compilación fue realizada de la mano de Adriana Meneses y las fotografías, además, están disponibles para consulta y disfrute del público en la Sala Sofía Imber de la UCAB.

«Tuvimos oportunidad de ingresar al MACCSI para tener esta serie de fotografías, para nosotros, para la universidad y obviamente para abediciones. Esto es un gran logro porque nosotros somos una editorial universitaria. Poder enriquecer nuestro historial de libros con publicaciones como esta por supuesto que es fabuloso», concluyó López.

«El MACCSI, un museo diferente» puede ser adquirido en varias librerías de Caracas y otras ciudades del país, entre ellas «El Buscón» de Paseo Las Mercedes, «Kalathos» del Centro de Arte Los Galpones y «Tecni Ciencia Libros».

Para más información sobre otros títulos del catálogo de la editorial de la UCAB está disponible su librería digital: https://abediciones.ucab.edu.ve/ 

♦Texto: Grace Lafontant León/ Fotos: Manuel Sardá