“Los casos jurídicos hacen que madures y tus emociones se fortalezcan”, comenta Mayra del Valle Zaroma, de 43 años, actual profesora asistente en el Centro de Clínica Jurídica de la UCAB, en la cual lleva laborando desde hace 17 años guiando a los alumnos de quinto año de la Escuela de Derecho, a quienes considera sus hijos. Su infancia transcurrió en Montalbán y la describe como tranquila, agradable y compartida, ya que tiene una hermana morocha con la cual pasaba gran parte de su tiempo. En el camino a la universidad se separaron, puesto que su hermana estudió Ingeniería Química y Mayra Derecho, en nuestra casa de estudios. Su hermana no se encuentra en el país, pero a pesar de la distancia tienen una conexión de sentimientos y “lo que una siente, la otra también lo siente”. Zamora recibe a diario cientos de casos, en los cuales aconseja a sus estudiantes: presentarse, escuchar y servir de la mejor manera. Una de las anécdotas más intensas mientras desarrollaba sus labores fue un señor depresivo, con problemas de pareja, que había pensado en suicidarse, y ella junto a sus estudiantes le prestaron la ayuda, con el fin de solventar el caso y asistirlo más allá de la parte legal. Sus inicios en Clínica Jurídica fueron como profesora a un cuarto de tiempo, a los cinco años la contrataron a tiempo completo. En su día a día atiende a personas de las comunidades de Petare, Caricuao, La Vega, Antímao y Catuche, facilitándoles su ayuda en la revisión de documentos. “Hay gente muy agradecida”, agrega, cuando se refiere a los diversos gestos que tienen sus beneficiarios hacia ella. Mayra se describe como alguien paciente, tolerante, difícil de enojar, sentimental, constante y siempre trata de ver el lado positivo a todo, cuando no es el caso entra en un estado de neutralidad. Le gusta colaborar con cualquier institución que lo necesite y caminar admirando la naturaleza que rodea a Caracas, en estos momentos dice su frase célebre:

Agradecer por el nuevo día y que me ilumine la armonía.

L. M.