Con la situación de crisis económica, son muchos los venezolanos que no pueden llevarse a la boca un plato de comida caliente, más aún si viven en situación de calle.  Hace unas semanas, estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello decidieron tomar la iniciativa para tratar de paliar esta situación.

Así fue como el 11 de Junio, Rowerth Soto, Valery Daza y Cleveland González se unieron a otros compañeros en un proyecto llamado Arepazo Caracas,   a través del cual llevaron -durante un domingo- más de 400 arepas a  personas del este y el oeste de Caracas que sobreviven en las calles.

Tras el éxito obtenido, los ucabistas quisieron repetir la experiencia solidaria para beneficiar a más gente. Así fue como organizaron «UCAB para llevar», una segunda jornada de preparación y entrega de alimentos, esta vez añadiendo porciones de sopa y sumando voluntades junto a integrantes de otras organizaciones como Primeros Auxilios UCAB, Sopa pa´ti y Vida UCAB, además de la Dirección General de Desarrollo Estudiantil y la Dirección de Identidad y Misión.

14 de Julio: «UCAB para llevar»

Desde la noche anterior, los voluntarios de Arepazo Caracas afinaban los detalles de lo que sería su gran día. “Necesito cuatro ralladores”, “Acuérdense de las parrilleras eléctricas”, “Dónde están los que van a traer los budares”, eran algunos de los mensajes que se leían en el grupo de Whatsapp al que titularon «Unidos Arepazo Caracas».

A las 8:00 am del 14 de Julio, por lo menos 60 voluntarios se encontraban con franelas blancas en la planta baja del edificio Cincuentenario del campus de Montalbán.

Los promotores se pusieron en marcha y organizaron el lugar por estaciones de trabajo: una sección para amasar, otra para cocinar las arepas, una para el  relleno y por último la de empaque.

Un poco más allá se dispuso el espacio en el que otros estudiantes se dedicaron a realizar la gran olla de sopa, de la cual saldrían las porciones para repartir a las personas de la calle.

El «arepazo» comenzó con la elaboración de la masa, mientras otro grupo de estudiantes rallaba el queso y cortaba el jamón. A diferencia de la primera jornada, en la que se entregaron  arepas con caraota y queso, en esta oportunidad las donaciones fueron muy diferentes y las arepas no pudieron tener el mismo contenido, según confesó Andrea Vallejo, voluntaria y estudiante de Comunicación Social.

«Lo más difícil han sido las donaciones y conseguir los alimentos: la harina, la sal, el relleno, etc; por la misma situación que estamos viviendo».

Mientras la música sonaba, estudiantes de diferentes carreras y semestres  que se unieron a esta causa empezaron a conocerse al tiempo que participaban en la actividad. Cuando las primeras arepas estuvieron cocidas, el proceso se agilizó y empezó el “abrir, rellenar y empacar”; de esta manera poco a poco las bolsas se fueron llenando.

En cada empaque de las arepas fue escrito un mensaje motivacional: “No nos olvidamos de ti”, “La esperanza es lo último que se pierde”, etc.

La jornada de preparación duró hasta la 1:00 pm y tuvo como resultado más de 600 unidades.

Al final quedó un poco de masa y queso para hacer arepas y repartirlas al grupo como parte del refrigerio. No obstante, los voluntarios decidieron compartir y una parte fue entregada al personal de limpieza de la universidad que colaboró con las labores.

Cuando todas las arepas estuvieron en las bolsas, los estudiantes se organizaron y junto al sacerdote Leonardo Marius -director de desarrollo estudiantil- emprendieron el recorrido por las calles de Caracas para llevar un poco de alivio a decenas de  niños, hombres, mujeres y ancianos que pasan una dura situacion de crisis y que, al menos durante un día, no tuvieron el estómago vacío.

♦ Katherine González/Fotos: Luis Jordán