No claudicar ante la adversidad. Esa fue la principal conclusión del foro «Docencia en tiempos de miseria y dictadura», evento celebrado este 21 de junio en la Universidad Católica Andrés Bello y en el cual historiadores y politólogos evaluaron las dificultades que enfrentan las universidades, cuando se cierran las vías democráticas y se multiplican los problemas económicos.

«Las universidades siempre han sido blanco de sospecha por parte del sistema», fue lo primero que expresó el profesor José Francisco Juárez, decano de la Facultad de Humanidades y Educación, entidad que hizo posible el conversatorio. 

Juárez recordó el papel que han tenido las universidades en períodos oscuros de la historia.

 «Siempre han sido un espacio de luz en medio de la oscuridad, antídoto contra las dictaduras y los totalitarismos, antídoto contra la embriaguez de poder,  porque su misión, más allá de dar cátedra, es formar seres humanos críticos, algo que no es agradable para los regímenes». 

Brasil, Argentina y Cuba: espejos para mirarse y aprender

Durante la primera parte del foro, los historiadores venezolanos Alejandro Mendible (profesor de la Universidad Central de Venezuela) y Catalina Banko (individuo de número de Academia Nacional de Historia) junto con el politólogo e historiador cubano,  Armando Chaguaceda (profesor de la Universidad de Guanajuato, México), se dedicaron a repasar el papel que han jugado las universidades de Brasil, Argentina y Cuba en medio de regímenes militares.

Alejandro Mendible analizó el caso de la educación superior en  Brasil durante la dictadura castrense que se mantuvo entre 1964 y 1985, tiempo en el que se suprimieron los derechos civiles y se intentó intervenir el sector universitario.

 «Los estudiantes respondieron: primero fue la Universidad de Río de Janeiro y luego le siguieron las demás. Más de 100 mil estudiantes se concentraron en las calles protestando contra la intervención universitaria que pretendía realizar el régimen, ¿Y qué pasó? algo nunca antes visto: la separación entre dos instituciones fundacionales como lo son la Iglesia y el ejército. Gracias al movimiento estudiantil, la iglesia abrió sus puertas a los civiles y sus clérigos salieron a defender a la población. Ellos nunca se rindieron, siguieron luchando y lograron salir de la crisis», recalcó Mandible, quien recordó a los presentes que «el tema de la universidad siempre será la nación y la visión crítica».

Catalina Banko, por su parte, repasó las crisis que enfrentaron las universidades argentinas durante el siglo XX.

 «Desde 1918, la universidad ha mantenido un rol activo en la sociedad gracias a su pensamiento crítico y ninguna dictadura ha podido con ella. Ni el golpe de estado de 1930, ni la dictadura de 1943 ni los negros años de terrorismo de estado Entre las décadas de los 70 y 80».

La también docente de Historia Económica de Venezuela en la UCV resaltó que las universidades en Argentina han sido acusadas de «tener ideas contrarias al patriotismo», pero a pesar de las trabas se han mantenido frontales en su batalla contra los abusos del poder.

«Y eso es lo que tienen que hacer las universidades en Venezuela: no rendirse», agregó.

El académico Armando Chaguaceda, quien intervino vía videoconferencia, fue el encargado de comentar la situación en la que se encuentra sumergida la universidad en Cuba desde la llegada de la revolución comunista al poder en 1959.

 «Las humanidades siempre han sido un arma contra los totalitarismos. Es necesario que una sociedad tenga nociones de sociología, política, psicología y muchas otras ramas humanísticas para poder hablar de pensamiento crítico. Tras la pérdida de autonomía universitaria a partir de la consolidación del régimen castrista, cesaron las cátedras más básicas como la sociología política, comenzó la censura y poco a poco la sociedad dejó de informarse hasta quedarse estancada».

En ese sentido, el también miembro de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional hizo un llamado a defender los espacios de libertad con los que aún cuenta Venezuela.

«Que la UCAB cuente con centros de estudios políticos, sociales y humanísticos es una ventaja, no solo para la universidad sino para el país, y eso deben aprovecharlo como una herramienta que sirva para salir de la crisis», afirmó Chaguaceda.

Entre hambre y represión: La universidad venezolana en la actualidad

Durante la segunda parte del foro, tres especialistas se encargaron de debatir sobre los retos de la docencia venezolana en medio de la crisis actual y explicaron cómo la escasez de alimentos, la deficiencia de los servicios básicos, el adoctrinamiento estatal y la migración están minando el proceso educativo.

 «Si la docencia ya es dificil en tiempos normales, imagínense ahora: los niños dejan de venir a clase por la crisis. La deserción académica, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana (ENCOVI) aumenta cada vez más», señaló Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, quien indicó que solo 38% de los jóvenes entre 18 y 24 años accede a la educación superior.

Por su parte, Leonardo Carvajal, miembro del Centro de Investigación y Formación Humanística de la UCAB, resaltó el esfuerzo de los docentes para enfrentar con inteligencia el adoctrinamiento que el Estado ha querido llevar a las aulas a través de los contenidos educativos. Señaló la importancia de que los educadores se mantengan activos y las instituciones, abiertas.

 «Muchos comparten la idea de que una universidad cerrada con honor es mejor que una abierta sin honor. Pero para enfrentar una dictadura hay que estar informados y formados». 

 

Finalmente, el rector de la UCAB, Francisco Virtuoso, destacó la labor de resistencia de la universidad venezolana y el papel que ha asumido y seguirá asumiendo la Universidad Católica Andrés Bello.

 «La UCAB, después de todo, nació en dictadura, y sus estudiantes combatieron en la calle a favor de la libertad y la democracia. Si hay algo que nos ha caracterizado es que tenemos un rol muy activo y crítico con el país y la formación de generaciones. Hemos logrado enfrentar esto con marcha, sin pausa, consolidando cada uno de esos logros y lo seguiremos haciendo», sentenció el politólogo y sacerdote jesuita.

♦Texto: Mariann Clareth Palacios/Fotos: María José Rodríguez y Jesús Fonseca