Los retos  o “challenges” constituyen una de las formas más efectivas de hacerse viral en internet, característica que los convierte en irresistibles para las generaciones digitales.

Aunque en un principio estos desafíos tenían fines benéficos o de marketing, se han venido haciendo muy populares los denominados “retos peligrosos” en los que la vida está en riesgo, como es el caso del «Rompe cráneos», cuya dinámica consiste en formar una fila de tres personas para que quienes se encuentren a los lados hagan una zancadilla repentina al que está en el centro de manera de provocar su caída.

Este reto surgió en TikTok, una plataforma de videos de entre 3 y 60 segundos usada, en su mayoría por jóvenes, bajo la idea de documentar  en video el momento de la caída y luego publicarlo para conseguir visitas, ergo, popularidad. Esguinces, convulsiones, fracturas, hemorragias, contusiones y hasta la muerte son algunas de las consecuencias que la realización del mismo puede generar en los participantes.

En Venezuela, el «Rompe cráneos» se dio a conocer por la publicación de un video grabado por estudiantes del Colegio Santo Tomás de Aquino de Caracas en el que realizaban el challenge  y el muchacho objeto del reto resultó con heridas de consideración.  No obstante, también se han reportado casos de lesionados en España, Colombia, Estados Unidos, México y Puerto Rico. Además, el «rompe cráneo» ha cobrado la vida de dos jóvenes, uno de Brasil y otro de Filipinas.

Tomando en cuenta la repercusión que ha tenido este desafío y lo perjudicial que puede llegar a ser, El Ucabista consultó a dos expertos de la UCAB, un docente y una psicóloga, para saber cómo hacerle frente a la situación.

Estas son las recomendaciones de los expertos:

  • Entender el origen de la conducta

 

Janet Guerra, psicóloga y experta en desarrollo adolescente de la Escuela de Psicología de la UCAB, explica que existen dos motivos por los que los jóvenes pueden verse involucrados en este “juego”. El primero, y más común, es la necesidad que tienen los menores de recibir la aceptación de quienes están en su entorno y reafirmar sus identidades;  el segundo, es que se trate de una agresión planificada en contra de un compañero que tenga una característica que lo haga ver “vulnerable”.

  • Estar informados

El «Rompe cráneos» no es el único reto viral mundialmente famoso. Por el contrario, la lista incluye desafíos como el «Rompe bocas», el «Outlet Challenge», el «Juego de la muerte» y la «Ballena Azul». La profesora Guerra pide a los adultos mantenerse al día y atentos.

 Todos los adultos que estamos alrededor o trabajamos con población adolescente  debemos estar al día con las tendencias en redes sociales, conversar  con los jóvenes  para ver qué les interesa, qué están viendo, con quién están jugando”.

 

 

  • Examinar las señales de riesgo

Algunos signos que pueden indicar que el adolescente participa en este tipo de retos son moretones, dolores de cabeza y expresiones de dolor. Sin embargo, la especialista en psicología de la UCAB indica que, a su vez, existen cambios de comportamiento a los que es necesario poner atención y que suelen estar relacionados con acoso o bullying.

“En ocasiones puede que no haya ninguna señal física sino conductual, como cambio en su trato,bajo rendimiento escolar, rehusarse a hablar sobre temas relacionados al colegio o comentar con frecuencia que  sus compañeros están realizando dichos juegos. Con este último punto hay que tener cuidado porque si lo está manifestando, es porque hay curiosidad”.

  • Establecer controles digitales

Carlos Calatrava, director (e) de la Escuela de Educación de la universidad  recomienda que los padres  establezcan una edad para dar acceso a las redes sociales, preferiblemente después de los 13 años de edad o cuando el grupo familiar vea la madurez necesaria en el niño. Sin embargo, advierte la necesidad de mantener un monitoreo permanente de la información que publica o sigue.

 “Los educadores siempre recomendamos que sea entre los 13 y los 15 años de edad por dar un estimado. No obstante, en el momento en el que la familia decide darle la llave de la casa a sus hijos, en ese momento estos pueden tener redes sociales, porque los padres consideran que el chico o la chica es responsable para entrar a lo más preciado que tiene una familia, su hogar”.

  • Enseñar a los jóvenes a manejar la presión del grupo

Manifestarle al adolescente que es apreciado y hacerle saber que no necesita demostrar nada es la mejor forma de trabajar su autoestima, la cual lo llevará a tomar mejores decisiones, de acuerdo con Janet Guerra.

“El adolescente quiere mostrarse y, por eso, suele ceder a las presiones de grupo, sin importar si es alguien con características de líder o de seguidor. El líder lo hará para demostrar que puede hacerlo y el seguidor para obtener reconocimiento de ese líder del grupo. Hay que enfocarse en fomentar el manejo de la presión del grupo por medio del trabajo de su autoestima. Sentirse valorados e importantes hace que los adolescentes sean capaces de desarrollar una conciencia que evitará que se expongan de forma innecesaria”.

  • Colaboración entre maestros, psicólogos y padres

Tanto para prevenir como para frenar estas conductas, el apoyo de quienes conforman el contexto del joven es fundamental y debe estar guiado hacia un mismo objetivo

“Si bien es cierto que mucho de estos retos se dan en ambientes colegiales y que, por esa misma razón, los psicólogos escolares son los mejor preparados para atender el problema de entrada, la única forma de frenar las ganas de que esto pase es a través de un trabajo mancomunado entre los educadores, el psicólogo escolar, el equipo directivo  y la familia”, dijo Carlos Calatrava.

  • Buscar información y solicitar asesoría

Organizaciones de defensa de los derechos de niños y adolescentes, como el Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), cuentan con material informativo y especialistas que pueden ser útiles para manejar estos casos.

Los interesados en obtener más información pueden consultar la cuenta @cecodap en Twitter e Instagram o ingresar a su página web https://www.cecodap.org/

♦Texto e Infografía: Albany Díaz/ Foto principal: El Nacional