La Camerata de Caracas, dirigida por Isabel Palacios, ofreció un concierto de piezas renacentistas y barrocas relacionadas con los jesuitas en América, mientras la agrupación teatral de la universidad preparó una presentación inspirada en la vida de San Ignacio

El 31 de julio de 2022 concluyó oficialmente Ignatius 500, año de celebración del quinto centenario de la conversión de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Alrededor del mundo, las obras de esta orden religiosa, junto con la Iglesia católica, llevaron a cabo iniciativas conmemorativas y de reflexión. En la UCAB, la conmemoración incluyó más de una decena de actividades y tuvo su cierre especial, el pasado 29 de julio, con un espectáculo de teatro y música en la iglesia María Trono de la Sabiduría, ubicada en el campus Montalbán. 

De acuerdo con el director de Identidad y Misión, el padre César Muziotti s.j., durante las misiones jesuitas en Latinoamérica se produjo un importante intercambio cultural entre los religiosos provenientes de Europa y los indígenas americanos. Por ello, afirmó que el evento cultural, al que calificó de «impecable estética y reflexión», buscó ofrecer una mirada sensible a la historia del fundador de la Compañía de Jesús.  

Arte para revivir el significado de un hombre, su fe y su obra

La actividad comenzó con una actuación breve a cargo del grupo Teatro UCAB. Bajo la conducción de Duilia Díaz, directora de la agrupación, los actores recrearon  algunas escenas de la vida de Ignacio de Loyola para el público asistente.

Inspirados por una idea audiovisual similar, y gracias al trabajo en equipo, los miembros del ensamble actoral -que en 2022 suma 47 años de actividad– tomaron cinco cuadros de San Ignacio de Loyola y les dieron  vida a través de la representación artística. «Creo que logramos fijar esas cinco imágenes de la vida de San Ignacio. Desde el momento en que le dan el cañonazo, pasando por otros momentos icónicos como cuando formó la Compañía de Jesús, o cuando se le aparece la Virgen», dijo Díaz.

«Nos sentimos parte de la celebración de los 500 años de la conversión de San Ignacio y nos encanta poder estar presentes en estos eventos en los que somos parte del equipo más grande que es la universidad. Para nosotros como agrupación, Ignacio es la fuente principal de inspiración. Desde que se creó el grupo de Teatro UCAB, bajo la dirección de la profesora Virginia Aponte, en todos nosotros se sembró desde la práctica todo lo que es amar y servir, poner amor en todas las obras», puntualizó la profesora, quien recordó que Teatro UCAB pone en práctica  los valores ignacianos en cada trabajo que realiza, ya sea con los estudiantes ucabistas o con las comunidades que atienden desde la Fundación Medatia.

Inmediatamente después, músicos y cantantes de la Camerata de Caracas se instalaron en la capilla para ofrecer un concierto titulado «La música en tiempos de Ignacio». Bajo la batuta de Isabel Palacios, directora de la Camerata, los artistas presentaron un recorrido histórico-musical a través de piezas renacentistas y barrocas. De hecho, entre cada composición Palacios explicaba el origen de la pieza y su conexión con los jesuitas en América Latina.

«No se pueden hacer ustedes una idea de qué sería este continente, cultural y musicalmente hablando, de no haber estado presente la Compañía de Jesús. En el proceso de investigación de la Camerata de Caracas en cuanto a la música de tiempos renacentista, barroco y la colonia en América encontramos que toda la música recogida en esas misiones, así como en los virreinatos, siempre traía una referencia inmediata de lo que fue el mundo jesuita para el desarrollo cultural», comentó Palcios a los asisntentes.

Antes de concluir, Palacios recordó que el músico y padre jesuita Doménico Zipoli escribió la primera misa en América y que fue el sacerdote y musicólogo polaco Piot Nawrot quien recuperó las partituras.

«La Camerata de Caracas tuvo el honor de estrenar esta misa en Venezuela, en la iglesia de San Francisco, en una magna eucaristía oficiada solamente para los jesuitas, con 30 sacerdotes haciendo la elevación. Y la Camerata estuvo ahí como invitada sonora para recordar a Zipoli y ese momento histórico. Cuando supe que tenía que hacer este concierto para ustedes dije: ‘muchachos, tenemos que hacer un trozo de la misa de Zipoli. Estamos en el día y la conmemoración cuando debemos hacerlo».

Más que una celebración, un tiempo para la conversión espiritual

A propósito de este concierto, el director de Identidad y Misión de la UCAB hizo un balance sobre el Año Ignaciano. De acuerdo con Muziotti, lo más relevante de esta conmemoración recayó en el proceso de reflexión por parte de los jesuitas y de la propia comunidad ucabista:

«Lo importante para nosotros es el hecho histórico, reflexionar qué sentido tiene la celebración a la luz de discernir si la UCAB, desde su identidad, responde a los retos que la época nos impone, si está actualizada en el modo en que conecta la formación académica, con el servicio a los demás, si nuestras aulas son semilleros de profesionales que de cambios políticos y sociales en el país que nos toca vivir. Nosotros también tenemos un reto de conversión, de cambios de estructura que nos permitan tener una sociedad más digna, democrática, republicana y más justa. La UCAB no es solamente una casa de estudios, pretende ser un faro para muchas personas».

Ignatius 500 en la UCAB incluyó, entre 2021 y 2022, otras actividades, entre ellas un simposio sobre la educación ignaciana, la publicación del libro infantil  Colorea y Conoce a San Ignacio de Loyola por la editorial abediciones, un torneo deportivo estudiantil llamado Ignaciatón y un taller de liderazgo para jóvenes. También, a inicios de julio, se llevó a cabo la «Semana de celebración de la Ignacianidad, Laffé Xpresso» donde la comunidad ucabista pudo reencontrarse, o descubrir, parte de la labor jesuita en Venezuela y en la universidad.

A continuación algunas imágenes de la presentación artística de cierre del Año Ignaciano, realizada el 29 de julio en la Iglesia María Trono de la Sabiduría de la UCAB.

♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Manuel Sardá  y Duilia Díaz (retrato)