Lleva 40 años consagrada a la literatura. Su pasión es la palabra. Fue lectora voraz de novelas durante su adolescencia y sus poemas honran la tradición poética de su país, pero si se le interroga por el presente pandémico y por lo que ocurre en Venezuela, ella simplemente dirá que el vocabulario se le agotó.

“No encuentro palabras para expresar tanto dolor, tanto desconcierto. Me mantengo al resguardo, pero quien pueda hacerlo, quien pueda expresar algo, que lo haga. Que nada se quede por dentro”, dijo Yolanda Pantin (Caracas, 1954) este miércoles este 25 de noviembre, cuando estudiantes de la Escuela de Letras de la UCAB, de donde ella egresó en 1982, le hicieron un homenaje vía Zoom, en el marco de la Feria del Libro del Oeste de Caracas 2020.

El recién otorgado XVII Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca a su trayectoria literaria fue uno de los motivos para el encuentro digital con la poeta. Sin embargo, la intervención de los profesores María Di Muro y Ángel Gustavo Infante, quienes condujeron y moderaron la tertulia, develó aristas de la creadora que iluminaron parte de su vida y de su obra.

Cadena creativa

Pantin relató cómo un tejido de conexiones la fue llevando a la escritura de sus poemas: “Fue una cadena que partió del taller Rastro, dirigido por Eduardo Liendo, al taller Calicanto, donde conocí a Antonia Palacios, y de allí a Tráfico. Un recorrido que hice mientras era alumna de la Universidad Católica”.

Infante recordó los años de publicación de varios poemarios de Pantin, haciendo a la vez una contextualización de lo que ocurría en el país para cada momento histórico. Nombró Casa o Lobo (1981), Correo del corazón (1985), El hueso pélvico (2002), País (2007), 21 Caballos (2011), Bellas Ficciones (2016) y Lo que hace el tiempo (2017), entre otros.

Ella dijo que escribió El hueso pélvico en el 2001, “un año de fuego”, en el marco de una polarización muy intensa de la sociedad venezolana, y que su libro fundamental es Bellas ficciones, porque reúne poemas que surgieron después de que el poemario 21 Caballos fuera entregado a la imprenta, pero que igual formaban parte de esa época y “estaban incubándose”.

Sobre su más reciente galardón internacional, el premio García Lorca de poesía, la escritora caraqueña admite que la sigue sorprendiendo la noticia: “Me encuentro entre el asombro, porque no me lo creo, y la negación, cuando me pregunto cómo me pudo haber sucedido eso a mí… Pero luego agarro un libro de 2014, que pesa como un kilo, y me tranquilizo. Comprendo que es un reconocimiento a 40 años de dedicación y a todas las horas y la pasión que le he dedicado a este mandato interno, que es la poesía”.

 

(Ver también: Creación literaria venezolana no se detiene pese a la crisis)

 

 

Influencias del terruño

Al ser interrogada sobre sus influencias, Pantin dijo ser “parte del riel de la poesía venezolana”, de allí que citara a Antonia Palacios, Luz Machado, Luis Alberto Crespo, Ana Enriqueta Terán, Juan Sánchez Peláez, Eugenio Montejo y Rafael Cadenas como cimientos de su obra poética.

“Cuando éramos jóvenes y queríamos experimentar con el lenguaje no estábamos preparados para leerlo pero ahora, con 66 años de edad, sé que la gran influencia para mí es él (Cadenas)”, señaló la creadora al recalcar que no ha escrito una sola línea sin tener esas referencias literarias a su lado.

Sobre la esencia de su poesía, Pantin dijo que cuando joven, como casi todos los de su generación, leyó muchísimo buscando una voz propia. Ahora asegura que, luego de haber recorrido muchos caminos, sus versos son diáfanos y su escritura, sencilla y fluida: “La luz siempre estaba allí. Lo único que puedo hacer es detenerme a mirar dónde cae, y escribir con el orden del sujeto, verbo y predicado”.

Cuando se le preguntó qué estaba escribiendo ahora, tras los meses de confinamiento por la pandemia, Pantin admitió que “el impacto la dejó muda y perpleja”, sin encontrar motivos que la pudiesen animar: “Nada de lo que ocurre me anima a nada”. Entonces, para no dejar de trabajar, decidió recuperar escritos que había hecho anteriormente y quedaron guardados en archivos.

(Ver también: Voces de la FLOC UCAB 2020. Jorge Carrión)

La tertulia digital concluyó con la recitación de algunos de sus poemas por parte de los estudiantes de Letras María Alejandra Colmenares, Paola Alzuru y Juan Diego Fernández Lebrún. Este último hizo un collage de varios poemas de la autora y los leyó mientras tocaba algunos acordes con su guitarra.

La poeta no ocultó su agradecimiento y emoción: “¡Me conmueven muchísimo. Esto es un regalo. Las lecturas han sido lindas, preciosas. Gracias!”.

♦Texto: Dalila Itriago/Fotos: https://www.inizjamed.org/ (apertura) y Manuel Sardá (internas)