Durante el día, Naky Soto tuitea constantemente. En su timeline se consiguen noticias, artículos, retuits de informaciones diversas o de opiniones, comentarios, fotos, links y relatos en vivo del contenido de cadenas, alocuciones, ruedas de prensa y reuniones como las asambleas de la OEA.

Cada noche, publica en su blog (El Zaperoco de Naky) y en sus redes personales (@Naky en Twitter y NakySoto en Facebook) un resumen de los principales acontecimientos del día en Venezuela o relacionados con el país.

En ese texto, que se ha vuelto un referente vital para una parte de la comunidad digital de Venezuela, compila las principales noticias, sucesos y declaraciones de personajes públicos vinculados con el quehacer nacional, los pone en contexto, los pasa por el tamiz de su mirada crítica y los sazona con su experiencia personal, todo con una rutina de trabajo muy bien establecida.

“Procuro darle continuidad a temas críticos para la coyuntura. En el marco de esta crisis son: las decisiones presidenciales, los hitos institucionales (TSJ, CNE, AN), reportes sobre las protestas y la represión, y los apoyos internacionales. Con cada revisión de mi timeline a lo largo del día, voy marcando temas que podría usar y en la noche los reviso en al menos tres medios distintos para tratar de entender en qué coinciden y en qué discrepan (y por qué). Luego viene lo complicado: convertir cada bloque en un párrafo no mayor a siete líneas e hilar sus contenidos para que sea un relato. Releo, pienso en 50 títulos (soy malísima para titular) y publico”.

Esa labor constante y disciplinada, además del reconocimiento casi unánime a su paciencia para escuchar las cadenas oficiales de radio y televisión, le ha permitido construir una comunidad de más de 10 mil seguidores en Facebook y más de 50 mil en Twitter.

En una Venezuela en la que los nuevos medios se convirtieron en alternativa para llegar a la información y se genera una particular dinámica de usos, relaciones y aprendizajes, Naky Soto, industrióloga de la UCAB con estudios en Comunicación para el Desarrollo, es un ejemplo de buen periodismo ciudadano o infoactivismo.

¿Cuáles recomendaciones darías para seleccionar las fuentes confiables y validar la calidad y veracidad de lo se lee o ve?

«Hay que usar el conocimiento colectivo y hacerlo propio, preguntarle a tu TL o a tus amigos en Facebook sus propias fuentes, que las sugerencias vengan de otros y con base en tu propia experiencia ir seleccionando los que se adaptan mejor a tus patrones. Puedes crear tus propias listas de medios o periodistas para mantenerte informado al margen del caos de la red. Validar información es un asunto de disciplina y constancia, de ahí la importancia de las redes de confianza. Si creo en un periodista o en un experto de área, puedo prescindir de la verificación; eso demanda continuidad e interacción».

La ciudadanía también se enfrenta a la mentira como política gubernamental apoyada, por supuesto, en los medios oficiales. ¿Cuál debería ser la acción ciudadana frente a esto?

«Justo la mentira oficial me metió en esta ruta de narrar. Me obstiné de las versiones de propaganda, de ese país promocional tan ajeno a mis circunstancias y comencé a narrar lo que vivía y a resumir lo que los medios no oficiales informaban sobre eventos importantes. Puede que un ciudadano no goce del método periodístico, pero puede aprender a echar sus cuentos, eligiendo los temas que cubre y agregándoles el valor de su perspectiva, personalísima e íntima. La acción civil más importante frente a la mentira como norma es denunciarla, una y otra vez, creando una bitácora colectiva que permita comparar el país que vivimos con el país que inventa la propaganda».

En esa acción de contar desde la propia experiencia, de informar desde una visión ciudadana, ¿cuál es el rol de los medios digitales y redes sociales?

«Primero: ¡no confundirse! Las redes son plataformas y los medios son estructuras de producción de contenidos. Las redes son entornos y ahí la gente hace lo que quiera (compartir chistes, fotos, noticias, tristezas, lo que sea) pero los medios no tienen los mismos márgenes de libertad, aunque Últimas Noticias esté explorando cómo mitigar su rol de medio oficial con sexología. Los medios digitales tienen todas las posibilidades del transmedia, de la complementariedad de lenguajes digitales, de la gestión de comunidades que opinen o colaboren con sus trabajos, desde encuestas hasta narraciones. Un medio digital con una buena gestión de redes puede fortalecerse y fortalecer a sus audiencias, pero entendiéndose como un nodo más de la red».

En el desarrollo del conflicto del país, las redes han adquirido una mayor relevancia, al igual que la voz ciudadana. Entonces estaríamos aprendiendo maneras de informar e informarnos. ¿Cuáles son las principales lecciones que debemos puntualizar?

«La más valiosa para mí es la posibilidad de construir redes de confianza, lo que demanda interacción, continuidad y conocimiento. Le sigue la misión de interpelar la realidad, por el poder de la propaganda, el imperio del «Like» y el frenesí de la inmediatez; aprender a seleccionar lo que validas de lo que te informan y decir por qué lo validas te hace un mejor nodo en cualquier red. Finalmente, aun en la brevedad de los tuits, todos hemos desarrollado mejores patrones de consumo informativo, leemos más, escribimos más y eso siempre será importante».

Viendo el contexto del ejercicio del periodismo en Venezuela (censura, intimidación, violencia, ataques a la libertad de expresión) y la dificultad de acceder a la información, ¿cómo crees que el ciudadano puede contribuir a evadir o burlar esas condiciones?

«Primero: Cambiar al Gobierno es una prioridad ciudadana, porque la censura siempre trascenderá a la noticia, arropa esferas tan o más sensibles que la información. Segundo: Protestar por esas condiciones, elevarle el costo al Gobierno por la censura, y puede hacerlo a dos bandas: exigiendo lo que quiere saber y explicando por qué no saberlo viola derechos. Tercero: Fortaleciendo a la sociedad civil especializada: las ONG son fuentes alternas de la data necesaria para construir la noticia al margen del censor, pero siempre será importante tener los datos oficiales».

 

(Ver también: Marcelino Bisbal: «El periodismo no tiene por qué ser militante»)