Para el rector de la UCAB, Francisco José Virtuoso, s.j., el panorama está claro: independientemente del fin de la cuarentena, el futuro cercano traerá para la institución una dinámica híbrida, donde se combinará la educación presencial con la virtual, no solamente por los efectos prolongados de las medidas sanitarias que dejará la pandemia, sino por la crisis derivada de la falta de combustible y su impacto sobre el transporte.

Explicó que la decisión de activar el semestre de contingencia abril-agosto 2020 por la vía virtual se tomó luego de amplias consultas con todos los sectores de la comunidad ucabista, incluyendo una encuesta entre los estudiantes.

“Vimos que la gran mayoría decía que, aunque nos íbamos a encontrar con problemas, iríamos aprendiendo. Había que echar adelante, no nos podíamos quedar en nuestras casas y dejar que la cuarentena se nos metiera en el alma”.

El sacerdote, que encabeza el Consejo Universitario de la UCAB por tercer período consecutivo desde 2010, ofreció estas consideraciones durante un encuentro que sostuvo este 7 de mayo, a través de la plataforma Zoom, con varias decenas de estudiantes ucabistas, con quienes intercambió ideas sobre el presente y  futuro de la institución y las condiciones que ha impuesto el COVID-19 a la dinámica académica.

“Esta experiencia que estamos viviendo, la UCAB tiene que aprovecharla muy bien, para que siga siendo un referente nacional. Dadas las condiciones del país,  la educación a distancia va a ser recurrente y necesaria. En la medida en que nuestros profesores se adiestren más en los recursos de la educación virtual y los estudiantes estén más consustanciados con estas modalidades, vamos a estar en mejores condiciones para responder a estas circunstancias adversas”.

 

El foro web fue organizado por los representantes estudiantiles al Consejo de la Facultad de Derecho, María Isabel Linares y Antonio Tarrazzi Vargas. La directora de la Escuela de Derecho, Milena Liani, también se incorporó al público que siguió las reflexiones del rector.

“Nuestra primera aspiración es ir recuperando la presencialidad, que es fundamental para la vida universitaria. Eso creo yo. La vida universitaria no son solo las clases, es el intercambio entre ustedes, ver la biblioteca llena de gente. Aunque aquí (en el campus de Montalbán), estamos unos cuantos haciendo cosas, a mí me da dolor verla vacía. La universidad es su comunidad reunida, es intercambio, es discusión, es ir a las canchas, a los talleres. Es una gran comunidad de intercambio, por eso, para nosotros lo fundamental es recuperar cuanto antes la presencialidad”, apuntó Virtuoso.

El rector comentó que están a la espera de la información que dé el Ministerio de Educación Universitaria para la flexibilización de la cuarentena, y entonces el campus de Montalbán se convertirá en una especie de centro de operaciones para los profesores y empleados administrativos, siempre respetando las normas mínimas de distanciamiento social.

Sin embargo, señaló que, actualmente, está activo en la Biblioteca el servicio de préstamo de libros, así como está abierto uno de los laboratorios de computación, con un aforo reducido, para aquellos que necesiten usar las computadoras.

Recordó que dentro del plan elaborado por las autoridades está un período intensivo, de tres a cuatro semanas, que tendrá lugar después del 15 de agosto, cuando culmine el semestre, para que los alumnos reciban las clases prácticas correspondientes a sus planes ordinarios de estudio.

Reabrir no es tan fácil

El sacerdote jesuita explicó que la decisión del Consejo Universitario de la UCAB de hacer todo el esfuerzo para seguir adelante con un semestre virtual, obedeció a la convicción de no ceder ante la parálisis que ha tomado todos los espacios de la vida nacional.

“La parálisis nos está matando como país. El hecho de tener la poca vida económica que tenemos significa gravísimos conflictos para el 80% de la población. Nuestras empresas han sido llevadas a la ruina y eso supone el sufrimiento de mucha gente. Nosotros, junto con otras universidades, acordamos hacer todo lo que esté en nuestras manos para ofrecer a los estudiantes las condiciones para que no pierdan el semestre. Para muchas personas eso sería una catástrofe. Darle prosecución es fundamental, y es que visto desde una perspectiva más global, que se cierre una institución para volverla a abrir a los seis meses, eso no es tan fácil”.

Consultado sobre cuál cree ha sido el principal reto afrontado en esta coyuntura de la pandemia, Francisco José Virtuoso mencionó el tener que adoptar una concepción más amplia de lo que implica educar a distancia.

“Eso no es simplemente reunir a los estudiantes por Zoom y conversar con ellos, sino que implica un esfuerzo pedagógico especial, un esfuerzo de acompañamiento a los estudiantes de manera especial, implica repensar todos los instrumentos, las vías para ser didácticos y pedagógicos”.

Admitió que él mismo, que por razones generacionales no es nativo de la era digital, ha tenido que ir aprendiendo en su ejercicio como profesor en las escuelas de Filosofía y la de Comunicación Social, porque “la virtualidad no es una réplica de la presencialidad”.

Habló de los esfuerzos conjuntos de varias dependencias, como la Dirección de Tecnologías e Información (DTI), el Centro de Estudios en Línea y la Dirección de Gestión de Calidad, que junto con las escuelas y facultades han diseñado la Guía de Contingencia Académica 2020, que recoge “los lineamientos orientativos y pedagógicos, instructivos operacionales y todo lo que implica los procesos de chequeo y evaluación para esta coyuntura”.

Aunado a todo esto, mencionó también el reto técnico de adaptar los mecanismos de rendimiento y evaluación, tanto de los estudiantes como de los profesores y empleados que siguen laborando a distancia.

“Todo eso supone un gran esfuerzo de monitoreo, muchas reuniones de directorios de las escuelas, los centros e institutos de investigación, con la representación estudiantil, para ir introduciendo las mejoras pertinentes”, agregó.

Apoyo económico estudiantil garantizado

Linares y Tarrazzi, los estudiantes de Derecho que moderaron el encuentro, también plantearon el tema de la matrícula y la política de becas y subvenciones que aplica la UCAB.

En este sentido, el rector Virtuoso recordó la relación directa que existe entre el flujo de caja producto de las inscripciones y matrículas con el pago de la nómina, que consume el 80% de los ingresos ordinarios.

Explicó que las autoridades decidieron mantener los mismos costos por inscripción y los plazos para los pagos fraccionados, pese al aumento de la inflación, porque se entendió que era necesario apoyar a los estudiantes. El déficit, dijo, se ha cubierto con endeudamiento bancario.

“Antes, el crédito bancario era asequible y a bajo costo, ahora es muy costoso y los bancos no disponen de grandes cantidades. Esto ha supuesto un dolor de cabeza terrible y la UCAB ha tenido que poner en garantía sus haberes. Pero, claro, hay una gran confianza en el capital social de la UCAB, que tiene por detrás a la Compañía de Jesús y a la Iglesia católica. Hay un prestigio bien ganado y eso es lo que nos ha ayudado a poder responder”.

En cuanto a la política de cooperación estudiantil y becas, Francisco José Virtuoso precisó que el promedio de estudiantes que recibe algún tipo de ayuda es de aproximadamente  42% del total, y esas ayudas van desde el  20% hasta el 100% de la matrícula.

“Es parte de nuestras políticas poder conseguir todos los apoyos externos para seguir manteniendo eso, que en condiciones como las que vive el país muy complejo”.

Para finalizar el encuentro, el rector compartió su visión, que dijo siempre es optimista, basada en que ve en los venezolanos la actitud de “no echarse a morir”.

“Uno ve lo que están haciendo muchas empresas y organizaciones y siento que hay un país muy vivo, activo, deseoso de enfrentarse a esta pandemia, a la gravedad social y a todo el problema económico. Yo, que dedico buena parte de mi tiempo a reunirme con sectores de la Iglesia católica, de otras iglesias, con políticos, empresarios, actores internacionales, observo que hay un gran deseo de buscar cómo agruparnos, cómo creamos un gran músculo nacional frente a la tragedia que vivimos. Esa fue una de las razones por las que me negué a que cerráramos la universidad, porque nosotros formamos parte de ese grupo de sectores que están empeñados en seguir vivos”.

♦Texto: Elvia Gómez/Fotos: Manuel Sardá (apertura) y María Isabel Linares