El nombre de Francisco Isnardi está indefectiblemente ligado al proceso emancipador venezolano. Su participación activa como corredactor del Acta de Independencia, su labor como Secretario del Primer Congreso Constituyente y la redacción y publicación de papeles y periódicos, que nacen en los precarios albores republicanos, así lo demuestran.

Durante años, numerosos historiadores, periodistas, investigadores, identifican a Isnardi con un piamontés, oriundo de la ciudad de Turín, venido a estas tierras a finales del siglo XVIII, procedente de la isla de Trinidad, y que se establece inicialmente en Güiria, luego en  la Isla de Margarita, Puerto Cabello y Caracas, desde donde desarrolla diversas actividades como la siembra del algodón, la ingeniería, la medicina y el periodismo.

Bajo el sugerente título El Misterio de Francisco Isnardi, que publica en 2014 Fundavag Ediciones, la investigadora Marisa Viannini de Gerulewicz,  presenta los hallazgos de una minuciosa y extensa pesquisa que la lleva a visitar archivos nacionales (Caracas y Cumaná), y extranjeros (Turín, Sevilla, Cádiz, Madrid, Ceuta) donde comprueba, con documentos inéditos, que el Secretario del Congreso Constituyente de 1811  es gaditano  y no turinés,  y  que además se han fusionado tres personajes en uno.

Francisco José Vidal Isnardi es el nombre de pila de un médico cirujano de profesión, nacido en Cádiz, y que se establece en Venezuela, a principios del siglo XIX, en la ciudad de Puerto Cabello ejerciendo funciones de “médico cirujano de segunda clase de la Armada”.

La investigación arroja que el otro Francisco Isnardi Escudero es el piamontés, nacido en Turín, y que su vida y oficios en Güiria coinciden con los que se mencionan en la biografía difundida hasta ahora: vive en Venezuela a finales del siglo XVIII e inicios del XIX y se le sigue un juicio político en España, que le impide regresar a las colonias de Hispanoamérica.

Finalmente, el tercer Isnardi de esta historia, no es Francisco sino Enrique, de origen francés o español, que se instala en la isla de Margarita como profesor de latín y que desempeña las funciones de Secretario de la Junta Provincial de la isla.

(Ver también: #EsHistoria.19 de abril de 1810, un triunfo civil y no militar)

Despejada la incógnita histórica, Manuel Pérez Vila[1] destaca la amistad entre Isnardi y Andrés Bello, redactor de la Gazeta de Caracas, quien lo introduce en un selecto círculo de  jóvenes y adultos revolucionarios con quienes comparte en tertulias y reuniones.

En enero de 1811, redacta y dirige su propio periódico, El Mercurio Venezolano, del cual circulan solo tres números, debido a que el 2 de marzo de 1811 es nombrado  Secretario del Supremo Congreso Constituyente y director del periódico oficial, El Publicista de Venezuela.

A raíz de la caída de  la  Primera República,  Isnardi pasa a engrosar la lista de los “ocho monstruos” (llamados así por el militar español Domingo de Monteverde), grupo en el que también figuran Juan Germán Roscio, José Cortés de Madariaga, Juan Paz del Castillo, Juan Pablo Ayala, Manuel Ruíz, José Mires y Antonio Barona, quienes son enviados a Cádiz para ser juzgados como traidores a la causa del Rey. Isnardi permanece  prisionero en Ceuta hasta 1820, cuando la rebelión liderada por Rafael de Riego le otorga libertad plena.[2]

Con el paso de los siglos, la memoria de Francisco Isnardi pareció desvanecerse entre la confusión y el anonimato; sin embargo, el invaluable hallazgo de la profesora Viannini nos presenta la verdadera identidad de un destacado médico, un incisivo periodista y  un fervoroso revolucionario, de origen español, que contribuyó con creces a hacer realidad el sueño libertario de los venezolanos.

Texto: María Soledad Hernández. Directora (e) Instituto de Investigaciones Históricas UCAB/Foto: archivo

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[1] Manuel Pérez Vila, Para la Historia de la Comunicación Social, El Libro menor, Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1979,pag.27
[2] Marissa Viannini, El Misterio de Francisci Isnardi, Fundavag Ediciones, Caracas, 2014.