El pasado 28 de diciembre, a los 89 años de edad, falleció quien fuera fundador y director en dos ocasiones del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB, además de individuo de número de la Academia Nacional de la Historia y la Academia Venezolana de la Lengua

Reconocido por su prolífica obra de investigación histórica sobre  la Compañía de Jesús en Venezuela y la Nueva Granada en la época colonial, así como sobre la cultura y lenguas indígenas en la gran Orinoquia y la formación y deformación del territorio venezolano, el padre José del Rey, S.J., mantuvo una estrecha relación con Venezuela desde que llegó en el año 1953, con 19 años de edad, procedente de España. 

Del Rey nació en Zaragoza, España, en 1934. Con 18 años ingresó a la Compañía de Jesús y en 1962, a los 28 años, se ordenó sacerdote. Una vez en Venezuela, comenzó su formación académica en la Universidad de Los Andes, ULA (Mérida), donde obtuvo un doctorado en Letras; posteriormente se doctoró en Historia en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia),  luego de lo cual viajó a Alemania para estudiar en la Philosophische – Theologische Hochschule Sankt Georgen de Frankfurt.

Durante casi toda su vida el jesuita estuvo vinculado profundamente con la Universidad Católica Andrés Bello,  en donde fue miembro fundador, en 1965, del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) -el cual dirigió en dos oportunidades- y fundador y editor de la Revista Montalbán, además de director de las escuelas de Letras y Filosofía, decano de la Facultad de Humanidades y Educación y director de los programas de postgrado en Historia. El pasado 28 de diciembre, con 89 años de edad, falleció en Caracas tras luchar contra una enfermedad.

Para el historiador y actual director del IIH, Tomás Straka, el legado del Rey es «abundante y muy significativo». «No es exagerado decir que era el más importante historiador de la Compañía de Jesús, reconocido internacionalmente», comentó el investigador. 

«Pocos tienen más de 80 libros eruditos, tan documentados, tan bien trabajados como los del padre del Rey. Él asumió el esfuerzo, desde el ámbito venezolano y desde el Nuevo Reino de Granada (Colombia), de contribuir en la monumenta jesuítica, que es una vastísima colección de historia de la Compañía de Jesús. Pocos historiadores tan importantes de la historia colonial y de la Compañía de Jesús en Venezuela -y pocos historiadores en general- le han dedicado tanto tiempo a este tema, con tanto éxito y con tan buenos resultados y publicaciones, como lo hizo el padre del Rey en su vida», apuntó Straka.

 

José del Rey Fajardo en su incorporación a la Academia Venezolana de la Lengua

La trayectoria de un jesuita preocupado por la suerte del país y la academia venezolana

Con más de 80 libros y decenas de artículos publicados en revistas académicas especializadas, el doctor en Teología, Historia y Letras desarrolló una fructífera carrera como investigador.

«Para tener una idea aunque superficial de tal producción historiográfica, más de treinta libros tratan sobre el Nuevo Reino de Granada (la actual Colombia) y la Universidad Javeriana de Bogotá; otro tanto estudia la vida y obra de los jesuitas en Venezuela, entre los que destacan los relativos a las bibliotecas y al período nefasto de la expulsión y supresión de la Compañía de Jesús. Unos doce estudian las misiones de la Orinoquia», resumió el historiador y docente jubilado de la UCAB, Agustín Moreno Molina, en un panegírico sobre del Rey publicado tras su muerte.

Gracias a su trabajo, el jesuita recibió reconocimientos como el Premio Nacional de Historia (1982), el Premio Eugenio Espejo (1993) y la Orden Andrés Bello en su primera clase (2002).

Por su parte, cinco instituciones de educación superior le confirieron el Doctorado Honoris Causa: la Universidad de los Andes (1991), la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos” (1993), la Universidad Cecilio Acosta de Maracaibo (1996); la Universidad del Zulia (2002) y la Pontificia Universidad Javeriana (2018).

En 1996 fue incorporado como individuo de número a la Academia Nacional de la Historia (en la que ocupó el sillón S) y en 2015 se integró -también como individuo de número- a la Academia Venezolana de la Lengua, ocupando el sillón A. También formó parte de las academias  de Historia de Colombia, Guatemala, Paraguay y Madrid.

«Nosotros no sólo éramos historiadores, éramos hombres de historia y de ciencias que pretendían cambiar el país», afirmó el propio del Rey en un acto, celebrado en 2022, en homenaje al también jesuita Hermann González Oropeza, fundador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB.

del rey

El investigador también se preocupó por la academia venezolana. Fue vicerrector de Extensión de la UCAB en Táchira y  tuvo la tarea de transformar este núcleo en Universidad Católica del Táchira (UCAT), gracias a lo cual se convirtió en su primer rector.

Además, fue cofundador del Centro Venezolano de Lenguas Indígenas y presidió la Asociación Latinoamericana de Religiones Comparadas y el Consejo Superior de la Universidad Valle del Momboy en Valera (Trujillo).

A propósito de esto, el profesor Straka recordó que el padre del Rey se definía como un «hombre de frontera», pues tenía una relación arraigada con Táchira, su gente y los problemas de esta región vecina de Colombia.  «No solo estudió las dinámicas fronterizas venezolanas como historiador, sino que vivió en la frontera y la conoció a profundidad por experiencia vital. Y se sentía comprometido con su suerte», recalcó.

El padre del Rey en voces de quienes lo conocieron

El historiador  Agustín Moreno Molina dedicó unas líneas a del Rey en un mensaje divulgado a la comunidad ucabista. En sus palabras, aseguró que «nadie investigó con la paciencia, tenacidad, disciplina y rigor científico las culturas indígenas de la Orinoquia, ni la historia de la Compañia de Jesús en Venezuela y Colombia, desde que llegaron hasta su expulsión en 1767 y desde la restauración en 1814, hasta su regreso a Venezuela en 1916. Estamos entonces frente a una monumental obra histórica, y los entendidos en el tema saben que no es exagerada la afirmación, sobre las raíces culturales de las actuales repúblicas de Colombia y Venezuela, a partir de la investigación minuciosa en fuentes de primera mano en unos quince archivos europeos, venezolanos, colombianos, y ecuatorianos».

Desde el portal Runrunes, Laureano Márquez escribió un texto en el que, además de mencionar datos sobre la obra historiográfica que desarrolló del Rey, resaltó su espíritu ignaciano. «El padre José del Rey Fajardo dio buena cuenta de los 89 años que la providencia le brindó en su tránsito terrenal. Es justo celebrar su vida, sus valiosos aportes a nuestra historia, a nuestra cultura a nuestra civilidad, también lo es ser agradecido con este religioso e intelectual que en todo amó y sirvió a esta tierra que hizo suya. Ojalá que su ejemplo nos infunda determinación para que el magis ignaciano nos mueva también a nosotros a ser mejores cada día», afirmó el humorista y politólogo. 

También, el abogado y empresario Vicente Carrillo-Batalla escribió unas palabras sobre el historiador en el diario El Nacional. «Se nos ha ido el padre del Rey, amigo dilecto y maestro en quien se conjugaron la virtud y las letras, o los cimientos de una tradición educativa ignaciana que nos identifica. Nos queda el recuerdo de su natural bonhomía y don de gentes, de su erudición inagotable y generosidad al atender requerimientos de familia, como le vimos tantas veces en nuestra casa paterna«, puntualizó.

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Merece la pena recordar, además, las consideraciones que, en 2018, ofreció el rector Francisco José Virtuoso, S.J., cuando del Rey recibió el Doctorado Honoris Causa de la Pontificia Universidad Javeriana y en la UCAB le realizaron un reconocimiento.

«El padre del Rey representa la tarea fundamental de la universidad, que es la docencia, la investigación, el servir al país desde la tarea académica. José del Rey es un académico que ha servido al estudio y conocimiento de nuestros problemas fronterizos y de nuestro pasado colonial. Rendirle homenaje es recordar la vocación de un hombre dedicado al desarrollo científico de la historia, al cultivo general de la cultura y al cultivo de las bellas letras. Este homenaje recuerda lo que estamos llamados a ser», dijo Virtuoso.

En esa misma ocasión, el hoy vicerrector académico José Francisco Juárez (entonces decano de la Facultad de Humanidades y Educación), reiteró que desde que el padre del Rey llegó a Venezuela comenzó a hacer y ser parte de la historia del país.

 «Es una referencia incuestionable cuando se llega a hablar de calidad académica, investigación y gestión eficiente. Hoy vivimos la imposición de la desesperanza, del miedo y la inmoralidad. El padre José del Rey Fajardo es un digno ejemplo de la UCAB que quiere aportar lo mejor de sí al otro, al país, al que lo necesita. Nos enseña y motiva a vivir con certezas y horizontes claros. Sin duda es una inspiración para seguir trabajando, haciendo camino a pesar de las adversidades», apuntó Juárez.

♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: archivo